Cuando en la década de los noventa el sociólogo francés Michel Maffesoli publicó el libro El tiempo de las tribus: el declive del individualismo en la sociedad de masas, los ojos de los científicos sociales del mundo se volvieron a posar sobre aquellos grupos urbanos que, según Maffesoli, conformaban focos de resistencia que buscaban contrarrestar los efectos negativos derivados de una nueva y avasalladora dinámica global.
Luego de la publicación del libro, las reacciones tanto negativas como positivas conllevaron a un debate acalorado en el que o se rescataba el papel contracultural de las tribus o se les acusaba de simples grupos de consumidores que rendían culto a la imagen.
Si bien es difícil marcar una frontera entre la ideología de los grupos juveniles y su papel activo en la dinámica global, lo cierto es que, desde el siglo XX y hasta nuestros días, los grupos o tribus urbanas han constituido estereotipos en los imaginarios citadinos, delineados según la peculiar estridencia de sus vestimentas.
En el Distrito Federal los grupos juveniles tienen una historia de 100 años en la que la ideología, los comportamientos singulares y la vestimenta extravagante han sido elementos clave para trazar una cartografía imaginaria llena de estridencias estéticas. Aquí, un recuento de las tribus urbanas que a lo largo de 100 años se han apropiado de los espacios de la ciudad de México y se han alojado en la memoria colectiva.
1. Pachucos
En la década de los cuarenta, surgidos de la interacción fronteriza entre mexicanos y chicanos, los pachucos, la primera cultura juvenil del Distrito Federal, tenían como características principales el gusto por el swing, el danzón y el mambo, un lenguaje particular con términos de slang fronterizo y una manera distintiva y muy llamativa de vestir, que seguía la tendencia del zoot suite.
La difusión del estilo pachuco entre los jóvenes mexicanos recibió un fuerte impulso por la figura del cómico Germán Valdés, “Tin Tán”.
2. Onderos o jipitecas
En el periodo que abarcó parte de las décadas de los sesenta y setenta emergieron en la ciudad de México los onderos o jipitecas, cuyas prácticas culturales estaban ligadas a las tendencias rockeras y movimientos culturales estadounidenses.
Esta cultura juvenil de clase media tenía un comportamiento transgresor, en el que destacaban el uso de drogas y la libertad sexual. Su imagen se componía mediante la apropiación de las formas de vestir y actuar de sus ídolos rockeros.
3. Punks
El estilo punk fue el corazón simbólico de la generación de los ochenta, que tuvo mayores adeptos entre ciertos jóvenes de las ciudades de México y Nezahualcóyotl. Esta cultura juvenil fue la primera en insertarse en una identidad generacional cosmopolita y global, que manifestaba su rechazo al sistema social y a ciertos patrones culturales.
El cabello en puntas y de colores, la mezclilla y la piel, las botas, los estoperoles y cadenas, delineaban una imagen estridente que simbolizaba el rechazo al sistema.
4. Cholos
Durante los ochenta e inicios del noventa los cholos, organizados en clicas o gangs construidas a partir de los lazos afectivos conformados desde la infancia en los barrios, constituyeron ámbitos de interpelación juvenil popular en la ciudad.
Esta cultura juvenil, heredera del pachuquismo, también tuvo sus orígenes entre los mexicanos de la zona fronteriza del país, de donde derivaría su estética exagerada: pantalón bombacho marca Dickies, camiseta holgada, tenis, a veces tirantes y en ocasiones paliacates, cadenas que van del cinturón al bolso del pantalón, malla para sujetarse el cabello y tatuajes de la Virgen de Guadalupe o el símbolo de su clica.
5. Skatos
Si bien continuamente se hace hincapié en las diferencias que existen entre los skatos y skates, en la ciudad de México marcar una distinción entre estos es imposible, ya que esta cultura juvenil derivó de la combinación entre el skateboard y la música ska, género musical que durante la década de los noventa tuvo auge entre los jóvenes del país.
Al skato se le reconoce tanto por practicar graffiti en paredes de la ciudad como por su vestimenta: ropa holgada, gorras de béisbol y tenis grandes, anchos y de suela grande.
6. Emos
(Foto: Nicola Okin Frioli)
En 2009, casos de violencia y repudio entre tribus urbanas develaron la existencia de un nuevo grupo juvenil: los emos, quienes fueron agredidos y expulsados del Tianguis Cultural del Chopo.
Los emos son una cultura juvenil emanada de la clase media mexicana, que se caracteriza por vestir con camisas pegadas y pantalones entubados, normalmente de color negro, así como por maquillar sus ojos, alaciar sus cabellos, usar un flequillo que cubre su rostro y exhibir peinados estrafalarios.
7. Chacas
De la mano del reggaeton surgieron los chacas en México, una tribu urbana que se alberga en los barrios populares de las delegaciones Gustavo A. Madero, Venustiano Carranza, Cuauhtémoc e Iztapalapa.
Estos jóvenes de entre 13 y 21 años que se hacen llamar reggaetoneros se caracterizan por una vestimenta en la que se conjugan tanto tendencias de consumo como creencias religiosas: su estética se guía por la moda que implantan los exponentes de su música favorita, a la cual agregan escapularios y demás artículos religiosos.
Pachucos, cholos y chacas, la historia de las tribus urbanas del Distrito Federal, nos muestra que una de las urbes más grandes del mundo, es un ecosistema perfecto para que germine la estridencia estética de jóvenes y no tan jóvenes.
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