La ciudad de México es un escenario complejo y fascinante. Indudablemente se trata de una de las urbes más intensas y vivas del planeta, y no sólo por sus casi 9 millones de habitantes fijos (más otros 11 millones móviles o que habitan en su zona metropolitana); también por la eufórica interacción cultural que alberga, así como por su naturaleza profundamente ecléctica. Escenario predilecto de múltiples artistas a lo largo de la historia, la capital mexicana es un espacio repleto de estímulos que, fácilmente, alimentan el asombro cotidiano.
Heredera de un linaje envidiable –recordemos que fue fundada a principios del siglo XIV–, el espíritu de esta ciudad es suficiente para, a pesar de sus vicios, propios de toda gran ciudad, colocarla entre los lugares más interesantes del planeta. Y en relación con esto último, la revista especializada en viajes Travel and Leisure –por cierto, entre las más reconocidas en el rubro de turismo– recién publicó su lista anual de “las 10 mejores ciudades del mundo”, incluyendo al DF en el noveno lugar.
Las razones de esta distinción, que la ciudad de México no comparte con ninguna otra urbe lationamericana, se deben a su riqueza cultural, su “escena de arte experimental” y la creciente industria de hoteles de diseño, además de importantes complementos como una enorme gama de ofertas gastronómicas y sitios privilegiados ubicados a cortas distancias de sus límites.
Junto al DF aparecen otras capitales culturales como Kioto, Barcelona, Roma y Estambul. Pero si lo que quieres es exponerte a un carnaval de estímulos y hacerlo con todas las comodidades en combinación con una esencia surrealista (dicen que justo entre Mumbai y Estocolmo se encuentra, como un punto medio, la ciudad de México), entonces, y más allá de lo que opine Travel and Leisure, este tendría que ser el primer destino en mente.
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