La ciudad de México es surreal, eso ya lo sabes, pero se forma a partir de una mezcla entre defectos y aciertos que hacen que el resultado sea inesperado, incluso único. Cuando visitas el D. F. encuentras tantos fenómenos interpuestos que detonan sentimientos antagónicos –un fenómeno tan fascinante como intenso.
Te presentamos una lista de algunas de los defectos que, curiosamente, subliman la ciudad y la hacen única, onírica e inspiradora:
– Su infraestructura pintada de verde seco: ese color que pinta todos los puentes peatonales, semáforos y demás infraestructura urbana puede parecer deprimente, pero algo sucede con los cielos, sobre todo cuando están nublados, que contrastan muy bien con ese tono, dándole un permanente toque otoñal a la ciudad.
– Su tamaño: podría parecer abrumadora, pero encontrarte en una ciudad tan grande te genera un sentimiento muy especial de anonimato y posibilidades. Aunque es enorme, tiene un encanto, un estilo, quizá impronunciable, que la hace distinta a cualquier ciudad del mundo.
– Su desigualdad: sin caer en una postura frívola, la desigualdad social en esta ciudad le imprime un sentimiento reflexivo. Uno puede ver un costoso fraccionamiento que se erige justo después de algunas calles paupérrimas. Lo mismo sucede con las personas: en una misma avenida, un auto lujoso puede pasar rozando a un camión urbano en pésimas condiciones.
– Su olor a basura: sí, quizá no estés de acuerdo, pero la ciudad de México tiene un peculiar olor “acidito” que seguramente viene de la basura que aún no ha sido recogida de las calles. Hay espacios en donde llega a ser insoportable, pero en general, le da un toque muy peculiar a la ciudad, que no llega a ser desagradable, e incluso, puede ser sutilmente grato.
– Edificios viejos: muchas colonias están inundadas de edificios de inicios del siglo pasado con elevadores de los años treinta o cincuenta y departamentos de los sesenta o cuarenta. Encontrarás encantadores edificios que parecen sacados de un museo surrealista y modernista.
– Su planicie: como sabrás está construida sobre una extinta laguna, lo que la hace plana (y también susceptible de hundirse paulatinamente). Esto provoca que puedas apreciar espectaculares vistas de la ciudad. En ocasiones, cuando el cielo está despejado y el IMECA de vacaciones, puedes incluso contemplar los volcanes que rodean la ciudad, un escenario poco probable en el mundo.
– Edificios chuecos: históricamente, la ciudad ha sido sacudida por temblores. Por su suelo lodoso, la intensidad de los movimientos telúricos es notable, y aunque no hay algo positivo en los temblores, algunos edificios han quedado chuecos, sin que ello signifique un peligro inminente. Lo anterior da a la ciudad otra de las luces surrealistas que la ilustran.
– Caos: quizá el principal distintivo de esta capital es la caótica interacción que alberga. Una planeación urbana con tintes kafkianos, tumultuosas tribus, basura, ruido, sus anárquicos microbuseros, etc., hacen de esta ciudad una intermitente pesadilla, pero también la dotan de un sabor único.
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