¿Qué tan peligroso es usar audífonos cuando vas en bicicleta?

Muchos automovilistas circulan (o intentan circular) por el DF, y mientras lo hacen van escuchando música en los altavoces de sus vehículos, a unos 69 decibeles aproximadamente; si el automovilista lleva las ventanas cerradas y la música a este volumen es poco probable que pueda escuchar el ladrido de un perro, la voz de advertencia de un peatón o la tenue campanilla de una bicicleta. Pero si es el ciclista quien lleva puestos audífonos (que al volumen más alto pueden alcanzar los 87 dB), es posible que su sentido del oído no sea capaz de registrar el bocinazo de un auto ni todas las demás señales sonoras que claman por su atención. Los accidentes viales que involucran a ciclistas han aumentado en los últimos años, lo cual es “normal” tomando en cuenta el auge que de un tiempo a la fecha ha tenido esta forma de circulación (asociada también a un estilo de vida urbano saludable y que no genera contaminación); pero la estadística no tiene por qué ser prescriptiva, y la seguridad es responsabilidad de todos. Es por eso que nos preguntamos: ¿qué tan peligroso es escuchar música mientras andas en bicicleta? Hasta el momento no existen estudios científicos sobre cómo afectan los audífonos a la atención de los ciclistas; lo más parecido es un estudio informal de una revista australiana, donde nos enteramos que la música a volúmenes altos afecta más la concentración y atención de un automovilista que de un ciclista. Pero no necesitamos grandes estadísticas para tomar un riesgo ni para evitarlo: cada ciclista debe ser consciente no sólo de su propia seguridad sino de la de los demás, pues están íntimamente relacionadas. En años recientes, los ciclistas de la ciudad han exigido a las autoridades medidas más férreas de seguridad para ellos pero, de la misma forma, es necesario que los ciclistas sean precavidos en cuanto a todo aquello que puede distraerlos. Es probable que a algunos ciclistas la música les ayude a concentrarse, mientras que para otros puede representar una distracción mortal. La seguridad es lo primero, no importa nuestro medio de transporte. No basta con utilizar equipo de seguridad cuando vamos a dos ruedas: cada uno debe conocer su propia atención y sus propios distractores.


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