La Santa Muerte tiene un aspecto lejos de lo que conocemos de los típicos santos. Parece un extraño híbrido de la parca y la Virgen María -existen estatuas y otras piezas de arte popular contemporáneo que la presentan engalanada con flores en un vestido de novia, blandiendo una guadaña. Podrías encontrarla en muchas casas de barrios del DF., en una portada de un álbum de Santana, o en la pared de un local de tatuajes.
Pero la Santa Muerte es algo más que una decoración mórbida. Ella es la figura central del movimiento religioso de mayor crecimiento en México y América del Norte. Los santos de los narcos, o “narco-santos” son patrones informales de las operaciones ilícitas principales de México: el lavado de dinero, el contrabando y, por supuesto, el tráfico de drogas. Como un producto del sincretismo religioso -específicamente, una mezcla del catolicismo ibérico y las tradiciones mesoamericanas- la Santa Muerte nunca ha sido canonizada. De hecho, el Vaticano es abiertamente crítico de su creciente protagonismo. En una entrevista con el diario mexicano Excelsior, el padre Hugo Valdemar, director de comunicaciones de la Arquidiócesis de la ciudad de México, llamó al culto a la Santa Muerte blasfemo, diabólico, y anticultural. “La cultura está destinada al desarrollo de la persona, su potencial, sus cualidades, y la expresión de su espíritu”, dijo. “El culto a la Santa Muerte es destructivo. Lo que busca es la muerte “.
Y sin embargo, a pesar de esta condena, su rebaño es floreciente debido a su imaginario cultural, que contrasta con la religión tradicional. La idea de adorar a la muerte es una visión sumamente humana de algo a lo que todos nos tendremos que enfrentar en algún momento de nuestras vidas, razón por la cual el movimiento es contraintuitivo con la religión y con lo que nos enseñan que debemos creer en la práctica religiosa y hasta en la vida en general.
A pesar de que sus símbolos son imágenes que representan a la Muerte, es una práctica centrada en la comunidad; sus sagrarios son cuidados por miembros de su comunidad, que al mismo tiempo refuerzan los lazos internos de la misma. El culto a la Santa Muerte se practica en los vecindarios más peligrosos de México y de alguna manera logra neutralizar y hasta centralizar esas comunidades al unir a sus miembros. El culto ha sido ligado con la narcocultura, pero existe una extraña dicotomía en su práctica y de hecho, ahora existe un cártel llamado “La Santa Muerte”.
Recientemente, la Santa Muerte ha cobrado mayor relevancia en el mundo mainstream debido al éxito del libro Devoted to Death: Santa Muerte, the Skeleton Saint de Andrew Chesnut, profesor de Estudios Religiosos en la Universidad Commonwealth que inauguró en el barrio de Tepito, también conocido como “Barrio Bravo”, que es prácticamente una comunidad autónoma, opera fuera de la ley y está llena de cultos, criminales y antihéroes.
Fue en Tepito en donde surgieron las primeras personas en aceptar a la Santa Muerte públicamente; ahí se construyó el primer templo. De ahí en adelante, se volvió mucho más público el culto. Por otro lado, los medios se enfocaron en el aspecto de la narcocultura y decidieron ignorar que esta tradición es mucho más compleja. Existen muchos individuos como Donna Caves, Martin George o Enriqueta Vargas, que no tienen relación alguna con el narco y, por el contrario, se dedican a formar una comunidad alrededor de la tradición y a publicar declaraciones en contra de practicar el culto con violencia. También se oponen a la subjetividad de los medios; por ejemplo, hace poco un seguidor de la Santa Muerte cometió un asesinato y por días los medios sólo se enfocaron en que era un devoto, publicaron en las redes sociales que buscaba un sacrificio, etc. Sin embargo, este tipo de violencia no es la manera en que se practica esta devoción. Los medios mexicanos parecen sólo enfocarse en los aspectos violentos que se le atribuyen al culto y a la vez ignoran todo lo demás, generando un manto de morbo, curiosidad enferma o clandestinidad a la veneración de la Santa Muerte.
La tradición ha pasado por muchas etapas. Al principio se trataba de una suerte de reinterpretación mesoamericana de algunos de los temas que los misioneros llevaron a la región y trataba escenas de la pasión o de la resurrección de Cristo. También existe la figura de un santo, Bernardo Cuervo, que es representado como un esqueleto.
En México hay una capilla con la figura esquelética que algunos consideran que es el origen de la Santa Muerte. En términos de un elemento gnóstico —de iniciación—, al menos para el público, parece ser sólo en potencia, un aspecto que no se desarrolla activamente. En los libros que se publican al respecto, todo se resume a magia práctica. Pero su simbología e iconografía tienen el potencial de conllevar elementos gnósticos. Este es un aspecto que en la actualidad parece ser más reconocido; en vez de ser una religión folclórica callejera, ahora se está acercando más al flujo mainstream.
El culto a la Santa Muerte resulta muy pertinente para nuestra era; con todos los eventos que suceden en México, los problemas sociales, la desigualdad, la falta de fe, el desgarre de paradigmas, etc., la Santa Muerte se ha vuelto mucho más conocida.
Uno de los aspectos más importantes del culto es la manera en la que la Santa Muerte parece estar abriendo algunas vías de comunicación entre México y Estados Unidos; es una tradición que ha llamado la atención de todo el mundo, así como la de la comunidad de ocultismo en EE.UU., Canadá y hasta la del Reino Unido. Estas comunidades se están acercando al movimiento, transmutándolo a su manera, sumándole elementos. Otro aspecto interesante son los símbolos que se representan a su lado, por ejemplo el búho, que es muy importante en el folclor del sur de México. A la vez, esta ave tiene otros significados para otras culturas. La Santa Muerte mexicana adopta diferentes interpretaciones, tanto significados europeos como latinos.
Es sumamente poderoso ver cómo las personas cargan enormes estatuas de la Muerte como una celebración a la vida. Sus seguidores aseguran que es segunda después de Dios porque puede ejercer su poder sobre todo excepto Dios. De esa forma también representa la vida, es quien la resguarda, y eso es una interpretación realmente interesante.
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