Mientras que muchos de nosotros tratamos de ser lo más auténticos posible la realidad es que, al ser miembros funcionales de la sociedad, en ocasiones somos obligados a distorsionar la verdad -por no decir: mentir.
A menudo, estas mentiras blancas nos sirven para encajar en cierto grupo, para ganar respeto o para construir una imagen personal más atractiva. Lo cierto es que hay estudios que han comprobado que todos (hombres y mujeres) mentimos de 3 a 15 veces al día.
En el DF, a diferencia de otros contextos sociales, hay cosas muy particulares que optamos por decir que nos encantan, pero la verdad resulta estar muy lejos de lo que decimos públicamente. Aquí hay una lista de las siete cosas más generales que hemos identificado:
1. La verdad
La honestidad es truculenta. Las personas tienden a admirar a aquellos que toman una postura y dicen la verdad, pero a muy pocos de nosotros nos gusta escuchar una verdad dolorosa.
“Dímelo a la cara” es una frase que se dice demasiado, pero casi todo el mundo se enoja – al menos internamente – cuando eso sucede.
2. El éxito de los amigos
Todos hemos pretendido alegrarnos por el éxito de nuestros amigos cercanos o, aún más, por la fortuna de nuestras ex-parejas.
En la actualidad, resulta mucho más fácil demostrar el lado positivo de nuestras vidas en las redes sociales y es muy natural para los seres humanos compararnos al estar expuestos a esa información. Una buena noticia de otra persona significa que está avanzando con su vida pero, de nuestro lado, resulta en un análisis personal que recae en la pregunta “¿Y yo qué estoy haciendo con mi vida?”.
3. Leer
La mayoría de las personas pretenden gustar de leer un buen libro, pero realmente les cuesta mucho trabajo el esfuerzo intelectual y el silencio involucrado en la actividad.
Es muy posible que si preguntas a tus amigos de los libros que han leído, muchos de ellos van a hablarte de bastantes novelas de las que tan sólo conocen los títulos. Incluso, muchos los tienen en su librero esperando a ser desempolvados.
La verdad es que la mayoría prefiere esperar a que adapten en película sus libros pendientes.
4. Ser papás
Es un enorme tabú social hablar de lo difícil que es formar una familia, pero la verdad es que tener hijos es una experiencia agotadora y a menudo frustrante, aunque la mayoría de los padres a fin de cuentas lo conciba como una bendición sin poder quejarse abiertamente.
Todavía no hay estudios científicos concluyentes sobre cómo tener hijos afecta la felicidad de los padres, pero a muchos los toma por sorpresa el hecho de renunciar a tantas cosas que disfrutaban en su soltería y todos los sacrificios (sí, tal vez egoístas) que tienen que hacer al ser padres responsables.
5. Estar solos (soltería)
Ésta es una tendencia que ha surgido en la última década, el famoso “Mejor solo que mal acompañado”. Pero lo cierto es que nos cuesta mucho trabajo afrontar la soledad y normalmente estamos en la transición de una relación a otra. No es coincidencia que Tinder tenga tanto éxito en México.
6. Acampar
Por supuesto que todos hemos presumido de tener un espíritu de aventura y de enfrentar la naturaleza con las herramientas más básicas, pero la realidad es que son pocos los que en verdad disfrutan dormir en una tienda de campaña bañados en repelente de mosquitos.
7. Hablar de política
En México, es un tema muy delicado sentarse en una mesa a hablar de política, porque lo más probable es que esa tranquila conversación vaya a terminar con altos tonos de voz.
Sí, hay muchas situaciones en la ciudad que se resuelven a través del consenso y las decisiones de nuestros representantes. Pero resulta que la política es tan intrincada y confusa por el hecho de que es casi imposible que sirva a todos los intereses de la gente; por cada acto político siempre habrá un beneficiado y un afectado.
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