Puede que al salir de la exposición-retrospectiva de la obra de Cy Twombly en el Museo Jumex te hayas preguntado “¿Qué demonios acabo de ver?”. No te sientas mal; la obra de Twombly es un territorio agreste y salvaje que requiere de una guía mínima de supervivencia, si es que no quieres sucumbir frente al aburrimiento y el sinsentido. Ninguno de estos puntos pretende ser definitivo y no te aseguran comprenderlo todo; simplemente, son una brújula para orientarte en el paisaje:
1. Edwin Parker Twombly (“Cy”, como su padre, que era beisbolista y a la vez recibió su apodo por el jugador Denton True Cy Young) se desarrolló como artista en la posguerra, un momento en el que el arte se detuvo para cuestionarse en qué momento se encontraba la cultura después de que las bombas lo arrasaron todo. En 1953 trabajó como criptógrafo para el ejército; de ahí su propensión a mantener sus mensajes ocultos al ojo desnudo.
2. Esta retrospectiva parece corta, pero recorre seis décadas (de 1951 a 2011) de trabajo conceptual y artístico.
3. La exposición ha sido organizada por el curador Philip Larratt-Smith como un viaje dantesco desde el infierno (sala 2) hacia el paraíso (sala 3), del pasado al futuro, de la penumbra cromática a la luz.
4. Ten en cuenta que Twombly buscaba todo el tiempo desaprender, llevar su psique a un punto anterior al conocimiento de cualquier técnica artística. No es casual que muchas de sus piezas parezcan la obra de un niño de 5 años, pues todo el tiempo jugaba con técnicas como dibujar con la mano izquierda o pintar en la oscuridad.
5. En la obra de Twombly es fundamental el diálogo entre el dibujo y la escritura. Explora constantemente las cualidades gráficas de la caligrafía, atravesando la frontera en que la letra deja de significar para volverse un “insignificante” trazo sobre el lienzo.
6. Cada pieza de Twombly es un acto de escapismo, un gesto para desmarcarse del expresionismo abstracto, del minimalismo, del conceptualismo o de cualquier corriente en que los críticos intentaran enjaularlo. Es cercano a estas corrientes pero siempre guardó su distancia, para poder dialogar con ellas.
7. Twombly viaja constantemente entre el presente y el pasado preguntándose qué es lo que resiste, cuáles son las preguntas fundamentales que permanecen y pueden desenterrarse de entre las arenas del tiempo. De ahí su constante retorno a los mitos clásicos.
8. Su obra toma vida en su vibración entre dos extremos: “la razón y la pasión, la figuración y la abstracción, lo apolíneo y lo dionisíaco, la sexualidad y el intelecto, la antigüedad y el presente, la imaginación y la observación, la lucidez y el frenesí”.
9. Sus cuadros parecen querer borrarse a sí mismos. Si pones atención, notarás que están hechos de capas que apenas dejan ver lo que permanece oculto debajo de la superficie. Alude así a la imposibilidad de saberlo todo, al tiempo que se encarga de disolver y transformar los recuerdos.
10. La obra de Twombly es una manifestación erótica, es el deseo sacudiéndose entre las ataduras de la razón. A la hora de pintar Twombly se volvía un testigo de lo que sucedía, mientras se dejaba llevar por su cuerpo.
11. Las pinturas de Twombly están llenas de alusiones a la poesía de Mallarmé, Pound, Rilke o Apollinaire. Frecuentemente los cita en sus cuadros pero con las frases cambiadas, como cuando creemos recordar una frase textual, pero nuestra mente juega con nosotros cambiando los términos.
12. Todo cuadro de Twombly es una pieza inconclusa que sólo se completa en la imaginación del espectador.
La exposición se encuentra abierta hasta el 12 de octubre de 2014.
Miguel de Cervantes Saavedra 303, Ampliación Granada, Miguel Hidalgo, 11529
Leave a Reply