Acción Poética: versos que crecen como flores entre el asfalto

El movimiento Acción Poética se ha convertido en un fenómeno colectivo que ha invadido los muros de las ciudades y de las redes sociales. Surgió en la ciudad de Monterrey en 1996, de la mano del poeta Armando Alanís, donde se empezó a desarrollar como un proyecto local. Sin embargo, desde que llegó a DF en 2010, se ha extendido a más de 70 ciudades del país, a 23 países de Centro y Sudamérica, e incluso ha cruzado el Atlántico para plasmarse en muros de España, Italia y Angola.  

Alberto Medrano y David Sandoval son quienes decidieron asumir la misión de inundar de poesía la ciudad de México. Siguiendo el ejemplo de Alanís, compraron brochas y botes de pintura, cubrieron de blanco paredes de ladrillo y dejaron que los poemas se fueran posando sobre su superficie.

Estos pequeños versos con la longitud de un tweet permanecen anónimos, tan sólo firmados como Acción Poética, como si expresaran el sentimiento de la ciudad más que el de sus creadores, pues la idea es justo esa: dejar que la propia urbe transpire poesía desde sus muros, contagiando de inspiración a sus habitantes.

Como señala Medrano, este movimiento busca abarcar todas las zonas de la ciudad, sobre todo las que pensaríamos más alejadas de la lírica poética. Fue así que el movimiento llegó a los suburbios y los barrios marginales, sembrando por doquier poemas que fueron creciendo como flores entre el asfalto.

Acción Poética ha incluso traspasado la frontera de lo real a lo virtual, generando movimientos en redes sociales que reivindican dichos populares que se burlan de la formalidad lírica logrando, en algunas ocasiones, imágenes de inusitada potencia. Basta un ejemplo de Atsión Poética Tepito: “Sácate una chichi para imaginarme la otra”.


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