Existe una delgada línea entre un genial arquitecto y un artista. El arquitecto crea grandes esculturas habitables; las más loables nos llevan a mundos y a sensaciones propias de una obra de arte. Pedro Ramírez Vázquez, el prolífico arquitecto, uno de los más fascinantes que ha visto nacer México, fue un artista a la par: vanguardista, un escultor, arquitecto y genial diseñador gráfico.
Sencillamente, Ramírez Vázquez habita México. ¿Recuerdas la narrativa visual de los juegos olímpicos de México 68? Esas figuras que fascinan por su frescura y minimalismo deportivo son creación de este personaje; diseños que, por cierto, nunca han dejado de figurar en la cultura popular adornando ropa y pósters, entre otros objetos cotidianos, una tipografía y una estética de culto.
Ramírez Vázquez también hizo edificios que han dibujado la estética de nuestras ciudades de manera constante; entre sus obras está el Museo Nacional de Antropología, el Museo de Arte Moderno, el Estadio Azteca, el Museo del Templo Mayor o el icónico edificio completamente circular Centro Cultural Tijuana. Se trata de una exposición básica para recorrer una de esas simbiosis furtivas y afortunadas entre arquitecto y artista.
Inauguración: 18 de septiembre.
Lugar: Museo de Arte Moderno.
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