Aunque generalmente la procrastinación y la cafeína son una combinación que engendra seres que no se quitan la pijama durante días y ven temporadas completas de series sin parpadear, cada cierto tiempo emerge de este pantano de confusión algún personaje iluminado que trae consigo un pedazo de papel garabateado.
Al más puro estilo del Underground Comix norteamericano de los setenta, estos dibujantes han aprendido a sintetizar la vida cotidiana y dividirla en dosis de pequeñas viñetas que, consumidas periódicamente, pueden ser un antídoto perfecto contra el tóxico caos de la ciudad de México.
Mientras los grandes medios nos escupen incansablemente en la cara caricaturizaciones caducas de lo que se supone que es un mexicano, ver estos cómics digitales es como ponerte enfrente de espejos gráficos en los que te identificas inmediatamente.
De ser simples ejercicios creativos, estos proyectos se han convertido en fenómenos virales, e incluso varios ya han pasado del pixel a la tinta y pueden encontrarse en sus versiones impresas.
Prepárate para una buena dosis de surrealismo chilango; estos dibujos te harán reír hasta las lágrimas.
Esta es la cáscara de plátano con la que se resbala el que camina distraído pensando en haber encontrado el sentido de la vida.
Estos son los pormenores de la vida de un cabeza cuadrada (condición causada, probablemente, por pasar demasiado tiempo frente a un monitor).
Vida cotidiana de la sección de comida rápida, con dosis extra de placeres culpables.
Románticos episodios de la vida en pareja, pero de la temporada en la que ya ninguno se toma la molestia de cerrar la puerta del baño.
Dibujos de fondo blanco y humor negro.
Puro amor por la tipografía, el diseño y la locura del desvelo creativo.
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