Cuando el hombre llegó al espacio hace más de 50 años no sólo iba acompañado de un afanoso deseo de exploración: la idea de que la especie humana llegaría al espacio implicaba también que las creencias, gustos, sueños y esperanzas de esta especie tocarían por primera vez la magnitud del espacio interestelar. Es decir, la cultura; eso que se lleva inevitablemente ahí por donde se pisa.
En este trayecto algunas mentes vanguardistas hicieron, casi desde un principio, ingeniosos y poéticos experimentos de arte como el de la primera, pequeña y anónima escultura en la Luna, que luego desató un conflicto entre los involucrados, pues el escultor buscaría póstumamente el reconocimiento por la obra; el proyecto actual de un grupo de mexicanos que buscan lanzar próximamente un satélite que toque por primera vez música mexicana en el espacio, o bien, el bioproyecto que propulsó recientemente al espacio un bonsái vivo, un alucinante contraste de vida con la negrura del espacio.
¿Por qué pensar en el espacio como un sitio para hacer arte? ¿Requiere de un aliciente estético un lugar así de espectacular y brillante? ¿Es tan ambicioso conquistar el espacio como llevar nuestro arte a él? Si recordamos, todas las grandes conquistas de la historia han ido acompañadas de muestras simbólicas de la cultura dominante: como ejemplo, ahí donde residía el Templo Mayor de los Aztecas se erigió la más emblemática muestra de la nueva dominación, la Catedral Católica.
Sobre todos estos temas nació un proyecto que primero inició en el Reino Unido y posteriormente se celebró en lugares como Francia, Bélgica y México: KOSMICA, un evento que exhibe la presencia artística en el espacio. En su edición 2014 en la ciudad de México presenta a más de 100 artistas y científicos internacionales que abordan la exploración espacial desde una perspectiva artística y cultural.
Días de arte, ciencia, debate, música, performance y video que exploran los usos de la cultura en el espacio. Entre los temas para este año están el cómo es decir adiós cuando se deja el hogar para ir al Universo, la inesperada importancia que ha tenido el alcohol en los viajes espaciales o la relación entre el sexo y el erotismo en el espacio.
Es uno de los eventos más originales y sugestivos que se presentan anualmente en la ciudad de México; una mirada para repensar la cultura desde sus insólitas pero siempre latentes posibilidades. Este año se presenta, del 18 al 21 de noviembre, en espacios como el Centro de Cultura Digital y el Laboratorio Arte Alameda.
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