Si la mayoría de los días 25 has pasado las de Judas con ardores en el estómago, ganas de vomitar, diarrea, flatulencias, hinchazón estomacal, de colon, gastritis o colitis, es hora de que cambies tus hábitos alimenticios y que te replantees la Navidad. Ubícate fuera de los efectos psicosomáticos que un regalo por debajo de tus expectativas puede ocasionarte. Medita sobre la necesidad desmedida que tienes por gastar los excedentes económicos que aparentemente la empresa para la que trabajas reparte al final del año: son tus ahorros y el producto de la explotación a la que te sometes; es decir, si no tienes en qué gastarte el aguinaldo, no lo derroches en regalos para tu gente querida esperando a que mejoren lo que les diste para luego enfermarte cuando de vuelta sólo te dan un abrazo. Recuerda que, dicen los que se la saben, todos los dolores afectivos que apesadumbran al corazón, despedidas, rompimientos, sequías amorosas, ligues, desengaños e infidelidades van directamente a dar a la panza.
Ahora que si ya es demasiado tarde e iniciaste el maratón Guadalupe-Reyes con una dieta que incluye harta bebida y mucha tragadera, ahí te van unos cuantos remedios caseros que te servirán para aminorar todos esos empachos que los buenos deseos y las Noches de paz acarrean:
El limón lo cura todo: además de ser conocido como un consumidor natural de ácidos, también es reconocido como un importante destructor de ácidos en el estómago que sirve contra la acidificación; puedes comerlo entero o exprimir su jugo y tomarlo. Un té de limón te servirá para llegar a todas esas sustancias extrañas que gracias a la noche de celebración acumulaste en alguna parte recóndita de tu pancita. Pero si lo tuyo no son las infusiones calientes, se requiere entonces que tengas listo el jugo de 5 a 10 limones para que, cuando te sientas empanzurrado, te lo tomes y te prepares para salir de cualquier absceso que la celebración del nacimiento del niño Jesús pudiera acarrearte.
Si no te funciona el limón, no estará de más intentarlo con un tecito de manzanilla.
Si el té de manzanilla te recuerda a tu abuelita y andas muy rebelde y quieres verte como un profesional de las yerbas, lo puedes intentar con el incayuyo (virginia excelsis) que es una planta exótica que venden el mercado de Sonora, oriunda de América del Sur, y con 400 a 500gr diluidos en una infusión bastan para alivianarte de los meandros que las tripas desatan.
Ahora bien, también el té de canela alivia el desajuste de la tripa.
Pero si eres alguien más prevenido y prometes no seguírtela (si acabas de cenar) pero ya sientes te indigesto, un buen licor dulce puede ayudar a que tu digestión sea más efectiva. Por eso no está de más, para eso del desempanzone, un oporto, un fernet, un mezcalito o ya de plano un anís para el efecto que la sobrecarga de alimentos puede producir en tu cuerpo pase a aminorarse.
Otra yerba rara que también se encuentra en el cono sur pero que es altamente efectiva para estos menesteres gástricos es la peperina (micromeria boliviensis), por si en una de tus visitas a la Merced quieres anticiparte y tener una buena dosis lista en tu casa. Con 30gr en una infusión también puedes ayudarte a quitar los nefastos síntomas de una indigestión.
Finalmente, el tomillo sirve para el estreñimiento, y el chicle contra la acidez. Así es que ya sabes: si tomas no manejes pero, si comes mucho, por lo menos camina mucho, para que los jugos gástricos no te agarren desprevenido.
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