Arquitectura en CDMX: la historia del arte y diseño que nos rodea

Entender la arquitectura de las ciudades es apreciar y conocer su grandeza histórica como nación. No sólo se trata de un patrimonio nacional y de cultura popular que lidera la estética en la urbanidad; también es un espejo de los fenómenos sociales, culturales y tecnológicos que obligan a las grandes urbes a evolucionar sus ideas.

La ciudad de México, cumbre de la mayor cantidad de diseños arquitectónicos que se consideran Patrimonio de la Humanidad según la UNESCO, germina en el ámbito del diseño público en la época porfirista, cuando el general Díaz decide lanzar al país hacia la modernidad de primer mundo mediante las construcciones imponentes del gran Palacio de Bellas Artes, el Palacio Postal, el de Comunicaciones y el nuevo Teatro Nacional. Estos diseños realizados por mentes foráneas le otorgaron una visión del siglo XX europeo al México que apenas sujetaba las riendas de su nueva identidad.

Palacio Bellas Artes

La majestuosidad de estas bellas obras resalta a nivel mundial por sus elementos revival que retoman composiciones de la antigua arquitectura romántica, neogótica y neoclasicista que estaba sucediendo al otro lado del globo. Pero no es sino hasta el año 1925 cuando se comienza a hablar sobre una verdadera teoría de la arquitectura moderna mexicana. Surgida en plena época postrevolucionaria, los arquitectos mexicanos que tomaron un papel en esta época orillaron sus pensamientos hacia el concepto del funcionalismo, cuyo fin no era el arte de la construcción artística, sino el fin de las necesidades que el país requería respecto a obras básicas urbanas. Los primeros arquitectos mexicanos nacieron de esta desidia social en la llamada primera modernidad, de donde se destaca la presencia de Juan O’Gorman, creador de la casa de estudio de Diego Rivera y Frida Kahlo y la intervención con mosaicos del mural de la Biblioteca Central de la Universidad Nacional Autónoma de México, así como José Villagrán, director de la Escuela Nacional de Arquitectura, hoy Facultad de Arquitectura de la UNAM.

Biblioteca Central UNAM

Y aunque en esta época arquitectónica de México se olvidaron las composiciones que convierten a un diseño en obra de arte (ordenación, disposición, euritmia, simetría y distribución), algunos de estos lugares que se construyeron simplemente como necesidad rayan en la autenticidad absoluta que igualmente posee espíritu artístico. Probablemente el mayor emblema y ejemplo de esta época es la inmensa construcción de la colonia Nonoalco en Tlatelolco, diseñada por Mario Pani a mediados del siglo XX. Este lugar sigue siendo representativo de la ciudad no sólo por los acontecimientos del terremoto sino también por su inmensidad de pisos (con una vista preciosa), el diseño laberíntico anaranjado que posee en el centro de sus aposentos y el nacimiento de espacios públicos para las comunidades que realmente funcionaron con ese objetivo, sin llegar a ser abandonados.

Arte Déco Polanco

A partir de esta época, el estilo colonial de la ciudad dejó de tener importancia para abrirle paso al nuevo arte decorativo que se engendraba en París: art déco. México obtuvo una influencia marcada de esta corriente, con la construcción de lotes y unidades habitacionales que se caracterizaban por sus elementos decorativos artísticos en la arquitectura y la fusión con el arte folclórico mexicano representado en los mosaicos de paredes y pisos como nuevo signo de elegancia. En algún momento este término llegó a ser sinónimo de “modernidad”, un concepto que a la ciudad le interesaba adquirir, tomando todo tipo de propuestas artísticas para la consolidación de edificios, plazas, colonias y monumentos que estéticamente combinaran la tradición mexicana y la vanguardia. Ejemplo notable es el Monumento a la Revolución, que combina la arquitectura prehispánica con esta corriente. El déco también se vio reflejado en monumentos como la Pérgola del Parque México.

Parque México

En esta época también se consolidaron nuevas estrategias en los diseños arquitectónicos a nivel educacional. El ejemplo crucial de esta etapa es Ciudad Universitaria, proyecto donde participaron la mayoría de arquitectos importantes, liderado por Mario Pani y Enrique del Moral. Asimismo encontramos la creación de edificios distinguidos por el empleo de vidrio en forma de prismas y la importancia de las construcciones a nivel turístico y cultural como el Museo de Arte Moderno y el Museo Nacional de Antropología, realizados por Pedro Ramírez Vázquez.

Museo Antropología

Una serie de acontecimientos cruciales sucedieron para las décadas de 1970 y 1980 en México, marcando el fin de la visión arquitectónica como proyecto de nación. La “segunda generación de arquitectos modernos” aparece rescatando el concepto simbólico de las estructuras en los espacios públicos. Esta etapa está definida por la realización de monumentos y grandes explanadas como el Colegio de México y el Museo Rufino Tamayo. También encontramos en este periodo la invasión arquitectónica en la zona de Santa Fe, como nuevo proyecto que además de enaltecer un sitio que se encontraba en el olvido, se alejó literalmente de la ciudad para crear sus propios espacios. La arquitectura de 1980 se individualizó de la urbe central.

Museo Rufino Tamayo

Para la década de 1990, el Tratado de Libre Comercio había dado ya la opción para utilizar materiales importados que le permitiesen retomar conceptos ahora globalizados. El proyecto más destacado de esta época es sin duda el Centro Nacional de las Artes, diseñado por Legorreta, que nos muestra una evolución trascendental y verdaderamente moderna en la euritmia de mediados del siglo XX.

 CENART

El siglo XXI es invadido por la tecnología digital en el diseño arquitectónico mexicano. La Biblioteca Vasconcelos, de Alberto Kalach, es una de las más sublimes obras que podemos encontrar en la ciudad, destacando por su simetría cubista en el interior y la toma de ideas ecológicas sobre metales oxidados en las áreas verdes traseras. Se trata de una obra que influye masivamente en el espacio, dominándolo conforme a perspectiva y creatividad.

B Vasconcelos

Figuran otras obras preciosas de la década como el Museo de Arte Contemporáneo de Ciudad Universitaria, realizado por Teodoro González de León. Estos ejemplos de dominio de las dimensiones representan notablemente la evolución del pensamiento arquitectónico mexicano, despreocupado por los problemas nacionales y atento a la vanguardia internacional artística. Actualmente la arquitectura en México busca redefinir la profesión del diseñador en los espacios públicos mediante la utilización de áreas verdes sobre diseños tecnológicamente avanzados. Observamos el nuevo edificio de Alberto Kalach en San Miguel Chapultepec (Torre 41) y reafirmamos el concepto internacional medio ambiente-tecnología que sitúa a la ciudad de México en el nuevo concepto futurista, encaminado a la arquitectura bioclimática sustentable.

Torre 41


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