Como muchas tradiciones mexicanas, el Día de Reyes es una singular mezcla de tradiciones. Su origen está relacionado directamente con la tradición católica, lo cual lleva sus inicios a Europa pero también a Oriente Medio. De Persia llegó la figura de los magos, cuyos pomposos regalos se han convertido ahora en juguetes, muñecas y bicis para los niños, quienes tradicionalmente reciben en este día su recompensa a haberse portado bien todos los otros días del año.
En su contexto religioso, este día simbolizaba el encuentro de Cristo con el mundo de “los gentiles”, los no creyentes que conocían por fin al Salvador. Pero incluso fuera del cristianismo la escena es profundamente simbólica, pues se trata de una “búsqueda”, un salir para ir al encuentro, un sentirse movido por algo externo que nos llama a encontrarlo. Algo de ese misticismo pervive en la zozobra que todavía sentimos cuando partimos la Rosca de Reyes y, ante lo desconocido pero posible, deseamos que no nos toque el niño.
Sobre esto, por cierto, cabe decir que se trata de una costumbre esencialmente europea. En España se parte el Roscón de Reyes y en Francia la Gallette des Rois, que según algunos se partió por primera vez en algún momento del siglo XIV. La Gallette des Rois también escondía un distintivo que señalaba al rey o reina de ese día, algo que a veces fue un haba, otras una moneda y, más recientemente, una almendra, el equivalente de nuestros muñequitos de plástico que en México comprometen al afortunado con los tamales del Día de la Candelaria (lo cual quizá es más consistente con la historia bíblica: si encontraste al niño escondido, de alguna manera tienes que pagar por haberlo delatado).
La Intervención Francesa no fue uno de los mejores episodios de la historia de México, pero una de sus ventajas fue que nuestra variedad panadera y repostera se enriqueció notablemente. La Rosca de Reyes es ahora una deliciosa rosca de pan suave, esponjado, recubierto con jalea de membrillo o tejocote, el tradicional acitrón y costra dulce.
Y en la Ciudad de México, ¿dónde se consiguen las mejores roscas? Aquí te compartimos algunas recomendaciones a las que, por cierto, te aconsejamos no acudir ni con hambre ni con impaciencia, pues en algunos lugares es posible que pases varios minutos formado en una fila.
Y recuerda: si te sale el niño, no te hagas rosca con los tamales.
Pastelería Suiza
Parque España 7, col. Condesa
PANMEX
Av. San Jerónimo 530, col. Jardines del Pedregal
5683 4188
La Pilarica
López 77 (casi esq. con Ayuntamiento), col. Centro
Patita La Vaca
Coahuila 172-B (entre Monterrey y Medellín), col. Roma
4756 1266
Patisserie Dominique
Chiapas 155 (entre Monterrey y Medellín), col. Roma
5564 2010
BONUS: Si tienes tiempo y ganas, puedes conseguir un buen chocolate oaxaqueño en el DF. Al interior de la Terminal de Autobuses TAPO (Av. Ignacio Zaragoza 200) hay una sucursal de los tradicionales molinos Mayordomo (Túnel 1, Local 11 y 12), y en la Plaza de la Santísima, en el Centro, hay un par de establecimientos netamente oaxaqueños que ofrecen chocolate de marcas locales.
Imagen: Ruben Cervantes Ponce / Flickr
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