Los Godínez (una bitácora de este fenómeno)

La burocracia y los oficinistas aparentemente cumplen con una manera de laborar y de entender el trabajo que ha existido sobre todo desde la Revolución Industrial. Este fenómeno (oficinismo), que muchos han cuestionado por la baja calidad de vida y eficiencia que suele implicar, fue ampliamente abordado, por ejemplo, por Kafka, en una de sus más icónicas obras: El castillo.

Levantarse a una misma hora, cumplir con un horario de trabajo, laborar en un espacio cerrado, la monotonía, esperar a que se pasen las horas para salir de trabajar, acostumbrarse a la comodidad de un sueldo seguro; todo ello son premisas que implica el oficinismo. Millones de personas embonan en el modelo laboral de oficinistas, y es que tampoco es tan extraño que suceda; de hecho, el modelo educativo de México, y de muchos países, es muy parecido en estilo: uno recibe órdenes, se cumple con un estricto horario  y poco flexible, etcétera.

De esta forma, la ciudad de México es un lugar envuelto por la vida oficinista; primero por el centralismo, que se caracteriza por los oficinistas burocráticos, pero también por los consorcios privados. Miles de empresas nacionales y de todo el mundo tienen sus oficinas centrales en este lugar.

Como hemos visto, los oficinistas son un fenómeno de hace al menos 2 siglos y de alcance global, pero ¿por qué en México, en los últimos años, se les ha llamado “Godínez”? La historia es simple. Aunque todos los oficinistas cumplen con un modelo rígido de trabajo que ya conocemos, también están asociados a cierto conformismo y holgazanería; por ello, se les llama Godínez, haciendo alusión a un personaje de la famosa serie El Chavo del 8, de ese mismo nombre, que solía ser uno de esos perfiles que prefieren pasar desapercibidos para no trabajar o pensar mucho.

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Aunque la raíz de la identidad de los Godínez es negativa, cumplir con un horario de trabajo en una oficina no necesariamente te hace una persona holgazana o conformista. Sin embargo, es casi un hecho que este modelo laboral potencia que la vida de las personas sea más monótona y que su creatividad vaya apagándose por la poca injerencia creativa que suelen tener en sus sitios de trabajo (recordemos que uno de los pilares de este modelo laboral es la aburrida sistematización).

Te presentamos algunas señales de que eres Godínez (al menos, en el sentido oficinista de la palabra):

  • Eres un empleado de oficina.
  • Vas a una oficina todos los días.
  • Cumples con un horario específico.
  • Comes, y tienes que regresar a la oficina (o bien, comes en la oficina).
  • Recibes cada quincena un sueldo.
  • Tienes sólo las vacaciones de las prestaciones de ley.
  • Te encanta usar cualquier pretexto para no trabajar, como celebrar con pasteles los cumpleaños de los compañeros.
  • Los viernes te dan muchísima emoción.
  • Generalmente no sueles tener tiempo para ti.
  • Tu lugar de trabajo en la oficina está designado y generalmente es un cubículo.
  • Usas traje o ropa “de vestir” para ir a trabajar.


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