Este año el tamaño de Zona MACO fue, una vez más, al menos notable. Más de 170 galerías con origen en 17 distintos países se reunieron en por cuadro días; algunas con trabajos de artistas emergentes y otras mostrando piezas de grandes consagrados. La mayoría de las piezas exhibidas fueron pinturas y esculturas (un alivio para aquellos que no gustan tanto del arte conceptual).
En general (y en mi opinión) el arte exhibido, como sucede en esta época, se trata de un “remake”, sin que ello implique que por eso es aburrido. Es decir, es como si todos los estilos alcanzados hasta el siglo pasado se replicasen en las nuevas muestras, aunque dentro de esta gama, hay algunos brillos sobresalientes por un “algo” casi inefable e intangible que le da personalidad a una obra (siempre es interesante encontrar varias agujas en un pajar).
Cabe apuntar que en Zona Maco, más allá de encontrar alguna que otra buena propuesta, es una perfecta oportunidad para ver obra de artistas históricos. Algunas galerías como Galería Mayoral exhibieron un lindo acervo de dibujos de grandes como Dalí, Miró y Basquiat. Pasar un buen rato contemplando los lúdicos rayones de este grupo resulta en una experiencia, al menos, memorable.
Opciones interesantes
Entre las obras destacadas, y no necesariamente de artistas muy conocidos, que en lo personal me detonaron una experiencia sensible por su honestidad, incluiría los trabajos del japonés Akira Ikezoe, llevado por la galería Proyectos Ultravioleta, de Guatemala, que con sus pinturas infantiles, pero llenas de dinamismo, explora la relación del hombre con el entorno y su cuerpo.
Por otro lado, la galería Fitzgerald Fine Arts llevó un acervo de cerámicas glaseadas con formas magnéticas de animales y alusiones antropomórficas y tribales hechas por Jared FitzGerald, quien ha desarrollado una pintura-objeto con formas que parecieran instintivas, algo primitivas. Esta galería sobresale del resto por presentar una colección muy uniforme de objetos con figuras con un algo de enigmático.
Las figuras expresionistas, como fantasmas accidentales de pintura de la artista brasileña Tatiana Blass, en la galería Johannes Vogt, por cierto en la sección de Nuevas Propuestas, aparecen como muy sencillas y especiales. O bien, las pinturas del alemán Ulf Puder sobre arquitectura estadounidense abandonadas con un dejo de “chuecura” entre abstracta y realista (imagen de arriba) fueron también algunos de los trabajos más atrayentes, este último expuesto en la galería Marc Straus.
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