Acercarse a CU es conversar con las paredes sobre la embelesa, fuerte y representativa historia de México y su evolución trascendental de la educación y el saber.
La máxima casa de estudios, la Universidad Nacional Autónoma de México es considerada patrimonio mundial por la UNESCO desde 2007. Esto debido a su fascinante historia representada en una cantidad considerable de emblemas artísticos que se muestran hasta en sus más pequeños detalles. algunos de estos, son considerados efigies sagradas dentro de la necrología del México artístico, que se mantenía radiante desde personajes como José Vasconcelos –quién acuñó el legendario y alegórico emblema de la UNAM: Por mi raza hablará el espíritu–, los arquitectos más importantes del país de la llamada primera modernidad como Mario Pani y Juan O’Gorman y, posteriormente, los ilustres pintores David Alfaro Siqueiros y Diego Rivera.
Acercarse a Ciudad Universitaria es conversar con las paredes sobre la embelesa, fuerte y representativa historia de México y su evolución trascendental de la educación y el saber, patrimonio primordial de la universidad que emana en cada pequeño fragmento de su micromundo cultural. Algunos de sus utópicos detalles están a la vista obvia de cualquier persona. Otros más, se encuentran inmersos en su abismal personalidad. Aunque muchas veces se piense que las particularidades más pequeñas de un espacio emblemático son insignificantes, en realidad es todo lo contrario; la grandiosidad existe, generalmente, en sus elegantes secretos, que por supuesto no están a la vista, como creeríamos. Con esta premisa podemos comenzar a sumergirnos en Ciudad Universitaria y sus detalles más alucinantes:
Roca Volcánica
Es la médula más importante de su nacimiento. Sin esta fascinante magma congelada por el tiempo, la universidad no sería tan emblemática como ahora lo es. Su riqueza geomorfológica puede admirarse desde espacios como la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel, que en su interior aguarda al Espacio Escultórico, con sus increíbles efigies amorfas provocadas por la naturaleza, y a una enorme circunferencia de 120 metros de diámetro elaborado con muros de roca volcánica. La cafetería del Museo de Arte Contemporáneo (MUAC) también es un lugar idóneo para disfrutar de esta piedra, y literalmente se encuentra posada sobre un mar de lava preciosa que fluye inerte bajo su arquitectura cristalizada.
Flora endémica del lugar
En prácticamente toda el área de la universidad se encuentra una colección armónica de deidades faunas, únicas en la región que han surgido de manera auténtica y no provocada. El edén principal de esta belleza se encuentra en el Jardín Botánico de la UNAM, un conservatorio de la historia herbaria de la capital y el segundo más antiguo del país. La vegetación exótica de este espacio se encuentra distinguida principalmente por sus pequeños y espontáneos acervos de selva tropical como el Invernadero Faustino Miranda, donde destaca la presencia de árboles enroscados que parecieran laberintos apuntando al cielo.
En otra área del jardín podemos notar la presencia de cactáceas muy altas y algunas otras frondosas que rodean un pequeño estanque, el hogar de tortugas y peces, por cierto. Es uno de los lugares más maravillosos e indicados para leer o incluso meditar.
Dioses herméticos inmortalizados
Además de su grandiosa arquitectura, la UNAM esconde algunas esculturas santas cuya semiótica se encuentra en su libro de secretos. Tlaloc, el dios de la lluvia está inmortalizado en el mural de la Biblioteca Central justo en su cúspide, representando la fertilidad de la sabiduría en todo aquel estudiante de la institución. En el área de Química hallamos la efigie de un búho dorado, que representa a la facultad con una metáfora elegante sobre la alquimia como origen de la brujería.
En el área de ciencias, frente a la biblioteca Amoxcalli, encontramos la figura mítica de Prometeo, el cuál, según la leyenda, desobedeció a los dioses entregando a los seres humanos la sabiduría de las artes y el fuego del conocimiento, un valioso acto que representa la libertad que da el uso de la razón, el símbolo del conocimiento científico y la unión de los saberes.
Nezahualcoyotl, considerado un sensible poeta de la era prehispánica está inmortalizado también, de alguna manera abstracta, en la Sala máxima de la universidad que lleva su nombre. El recinto fue creado principalmente para lograr una acústica tenue en los conciertos que la OFUNAM ofrece, su escenario es una gran cámara acústica que funciona como caja de resonancia sensorial.
Piedras preciosas del mosaico de O’Gorman
La historia de las ciencias y las humanidades está representada en este mosaico quimérico de la Biblioteca Central. Por esta ocasión no ahondaremos en el significado trascendental de la obra, sino en los minúsculos detalles de sus fragmentos que la conforman. Para realizar su obra pictórica, a Juan O’Gorman le ocurrió hacer una recolección masiva de piedras de colores en todo el país, de manera que todos los minerales reunidos fueran de distintos colores naturales y por tanto, el mural con los años, no perdiera su color que es 100% nato de la tierra donde se tomó.
El túnel de madera que conduce al cuarto del tesoro
El cuarto del tesoro de la Biblioteca Nacional (no confundir con la B. Central), acoge un fondo reservado de libros importantes que se imprimieron en Europa en el siglo XV. Para llegar a su interior se debe pasar por un inmenso túnel de madera que simboliza la comunicación entre dos dimensiones distintas, foráneas entre sí que buscan la conexión mística del interior de ambos pasajes, en este caso, del lector y el conocimiento enigmático.
Micro-sistema solar en explanada de Universum
Uno de los primeros museos en ciencias de América Latina alberga una cantidad de curiosidades imposibles de pasar desapercibidas. Sin embargo hay una en especial que podría resultar la más pequeña y sin embargo una de las más emblemáticas de alguna manera alegórica. En la explanada frente a su puerta principal, se encuentra arraigado un micro-sistema solar trazado en el suelo, del que podemos notar el espacio de Plutón vacío, retirado luego de descubrirse que no es un planeta como tal. Al final de este símbolo de los astros se encuentra un laberinto discreto que representa, finalmente, la infinidad del Universo y la ironía de su gran y a la vez diminuta escala.
Las peculiaridades de los espacios míticos que conforman Ciudad Universitaria son únicas en el mundo; funcionan también como un espejo de la formación mexicana y una grandiosa oportunidad para sensibilizarnos ante los secretos detrás de la máxima casa de estudios de la capital, el hogar de muchos para siempre.
/ Fotografías: Creative Commons
Twitter de la autora: @surrealindeath