Es vital integrar a la naturaleza a nuestras apretadas agendas, ¡está comprobado que te hace más feliz! La ciudad de México, tercera urbe más grande del mundo, aún guarda algunos rincones naturales. El Parque Nacional Desierto de los Leones es un bosque ubicado al suroeste de la ciudad de México, que cuenta con 1,866 hectáreas.
Delineado por frondosas barrancas, el parque es un paraíso que contrasta abruptamente con el entorno citadino. Su tranquilidad y cuidado te sorprenderán: miles de árboles se levantan en un clima semifrío, donde viven más de 100 tipos de aves y más de 30 mamíferos. Uno de sus mayores atractivos es un convento del siglo XVII que perteneció a la orden de las Carmelitas Descalzas y se encuentra enclavado en la parte más baja del lugar.
En el parque se hacen paseos a caballo entre senderos muy cuidados. Fue una de las primeras áreas naturales protegidas de México; se declaró parque nacional en 1917. Para llegar lo más práctico es en auto, y hay dos opciones para hacerlo: entrando al antiguo camino del Desierto de los Leones por la vía lateral del Anillo Periférico, a la altura de la colonia Altavista o San Ángel, o bien a la altura de la caseta de cobro de la carretera México-Toluca, después de pasar Santa Fe y Cuajimalpa.
En el lugar hay comedores públicos donde puedes hacer días de campo, se rentan bicicletas y abunda la venta de las típicas quesadillas y otros platillos mexicanos. El clima, pureza y densa vegetación te devolverán un respiro de la vida citadina. Un sitio que no sólo debes conocer, sino procurar. Tenerlo cerca es una fortuna.
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