La Ciudad de México tiene una impresionante cronología sobre la vida entre escenarios dramáticos, los teatros. Los recintos teatrales que hoy en día embellecen nuestras calles y cultura son producto de dos historias que al menos en la capital deberíamos reconocer: por un lado, encontramos la cantidad de memorias que han de surgir entre un fascinante recorrido por la época prehispánica; la música, la danza y sus ceremonias religiosas como espíritu teatral, y el salto crucial a la colonial, caracterizada especialmente por las posturas evangelistas sobre las mágicas propias de los indígenas.
Fue en Tlatelolco donde se construyó el primer teatro del Valle de México, mismo que a la llegada de Hernán Cortés fue destruido e incluso, prohibidas las funciones que aquí se realizaban por considerarse que estaban inspiradas en la antigua religión de los dioses nahuas. Al teatro se le considera una de las herramientas fundamentales más utilizadas por los españoles en la conquista para evangelizar a los indígenas, pues más que una actuación sensible y artística, se trataba de un mecanismo ágil para esparcir la educación católica.
Es precisamente esta brecha abismal entre la religión y la falta de sensibilidad en los escenarios lo que dio origen a mentes mexicanas cuyas obras dramáticas influyeron decisivamente en la cronología de las artes escénicas. Una de las más emblemáticas fue por supuesto, Sor Juana Inés de la Cruz, la Décima Musa o el Fénix de América que gracias a sus estudios tempranos de literatura griega y romana escribió infinidad de obras que fortalecieron al teatro e hicieron brillar a los más sublimes recintos de aquella época colonial.
Así mismo, la Independencia y la Revolución mexicana tuvieron su pincelada en el paisaje de teatros de la ciudad, la llegada de la zarzuela, género musical-teatral de origen español, se mexicanizó durante estos periodos mediante la narración de historias 100% nacionales que, como lo ameritaba la época, resultaban un espectáculo agitador y un tanto festivo.
Una segunda historia y lado B de nuestra capital, ciudad de teatros, son las artes escénicas independientes, un hecho mucho más reciente y sin embargo crucial para defender el talento mexicano contemporáneo en cuanto a escenarios refiere. El teatro independiente no es precisamente el espectáculo más aclamado en nuestra capital pero sí uno de los más vanguardistas que valdría la pena descubrir.
En la capital, existen muchos foros, casas y centros culturales autónomos dedicados a hacer teatro. Pequeños rincones que al igual que los máximos espacios de apreciación teatral, inspiran belleza en su realización, algunas veces sin la utilización de escenografía o vestuario para lograrlo. A continuación te enlistamos una selección de los mejores teatros de la Ciudad de México:
Palacio de Bellas Artes
El recinto más representativo del centro histórico; un museo y un palacio majestuoso en el que podemos encontrarnos desde eventos orquestales, danza y opera hasta música experimental y por supuesto, obras de teatro. El gran Palacio fue construido en el lugar del famoso Teatro Nacional por mandato del general Porfirio Díaz con motivo del centenario de la Independencia. Como es de esperarse en cualquier recinto porfiriano, la arquitectura y diseño es muy elegante; su decoración art déco esculpida en mármol es lo suficientemente delicada para contrastar con los increíbles murales de Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco y Rufino Tamayo.
Dirección: Av. Juárez, Centro Histórico, México, D.F.
Teatro de la Ciudad Esperanza Iris
El lugar que solía ocupar el Teatro Xicoténcatl antes de su incendio es ahora el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, quizás uno de los recintos más hermosos de la ciudad. Su fachada iluminada brilla por toda la calle de Donceles y su interior es un laberinto precioso de terciopelo rojizo y candiles opulentos. Entre sus pasillos se encuentran un infinito de puertas de madera que conducen a los palcos. Además de obras, este teatro suele presentar músicos de toda clase, permitiéndole a los más jóvenes deleitarse con su impresionante acústica.
Dirección: Donceles 36, Centro Histórico, México, D.F.
Polyforum Cultural Siqueiros
En este foro se realizan además de obras teatrales, conciertos y demás eventos culturales, una serie de conferencias con expositores interesantes de la critica política y social. Destaca por la impresionante obra del muralista David Alfaro Siqueiros en su fachada titulada La Marcha de la Humanidad, así como las espectaculares obras del pintor en los muros y techos de su Foro Universal que por cierto, mantiene un piso giratorio.
Dirección: Av Universidad 3000, Ciudad Universitaria, Coyoacán, México, D.F. Dentro de Centro Cultural Universitario.
Teatro Juan Ruiz de Alarcón
Es el teatro principal de la Universidad Nacional Autónoma de México. Un recinto ubicado en la zona del Centro Cultural Universitario, misma que abarca a otros pequeños recintos escénicos y al famoso espacio Escultórico. El Teatro Juan Ruiz de Alarcón es pequeño y muy modesto, está dotado de todas la características esenciales para categorizarlo como un teatro profesional: palcos cómodos, sistema de amplificación acústica con bocinas y trompetas de alta eficiencia, así como un equipo de sonido para efectos especiales. Generalmente presenta obras independientes de la universidad aunque en muchas ocasiones se ha utilizado para eventos con artistas foráneos.
Dirección: Ciudad Universitaria, UNAM.
Teatro Lucido
Uno de los espacios creativos más sobresalientes de los subterráneos de la capital. Este teatro independiente es en realidad una casa antigua con un escenario montado en el patio. Las habitaciones se encuentran distribuidas en forma de palcos desde donde se pueden avistar sus estrafalarios vestuarios. A pesar de ser un recinto pequeño, el Teatro Lúcido es un espacio para el manifiesto de los animales poéticos, dice la dueña del lugar, hogar de las más oníricas obras teatrales y recinto de un par de conciertos de música contemporánea.
Dirección: Calle Dr. Enrique González Martínez, Santa María La Ribera, Cuauhtémoc, México, D.F.
Teatro Blanquita
El Teatro Blanquita fue uno de los recintos que promovió la “mexicanidad” y lo prehispánico en las artes dramáticas de la capital. Es un recinto emblemático, pues vio evolucionar al teatro en la capital a partir de las secuelas frenéticas que se dieron posteriores a la revolución. Si sus columnas y suelos hablaran, nos narrarían un millar de historias sobre lo que anteriormente fue el Circo Teatro de los Hermanos Orrín, el Circo, el circo Bell, el Teatro Margo y finalmente, Blanquita que se caracterizó por acoger a una gama de cómicos, cantantes y actores de teatro famosos de los sesenta.
Dirección: Eje Central Lázaro Cárdenas 16, colonia Guerrero, México, D.F.
Anfiteatro Simón Bolívar
Se trata de una inmensa sala con bóveda, arcos, palcos y puertas estilo neoclásico. Diego Rivera pintó su primer mural en el escenario en 1922: una pintura de 100 metros de largo titulada La Creación. Este hermoso recinto se encuentra en las entrañas del Antiguo Colegio de San Ildefonso y con frecuencia la Dirección General de Música de la UNAM organiza conciertos de distintos géneros.
Dirección: Antiguo Colegio de San Ildefonso, Justo Sierra 16, Centro Histórico, México, D.F
Teatro Fru Fru
Un edificio viejo y descuidado de la calle de Donceles en el centro histórico esconde un pequeño teatro hermoso que por un par de años, fungió como discoteca para luego pasar tres años en el abandono. Su diseño interior recuerda fugazmente a los detalles déco del Palacio de Bellas Artes y sus palcos estilo europeo son por mucho, el atractivo consentido del público.
Dirección: Donceles 24, Centro Histórico, Cuauhtémoc, México, D.F.
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