TOP 10 mitos sobre tomar alcohol y sus realidades

Los mitos son relatos que se divulgan como memes, de una generación a otra, narraciones que nacen espontáneamente como una expresión colectiva y que se replican en una cultura. En México tenemos nuestra heurísitca en cuanto a nuestro consumo de alcohol, repetimos ciertas narrativas e historias sobre los hábitos de tomar ya sea para curar crudas, cantidad de calorías, o para bajar la borrachera. Muchos bebedores siguen un conjunto de reglas consagradas por el tiempo para pasar una noche o beber con consecuencias negativas limitadas. Y aunque cada una de estas historias puede provenir de una pizca de verdad (o, al menos, lógica), no son exactamente reglas comprobadas.

Presentamos una lista de algunos de los mitos y sus realidades en cuanto al consumo del alcohol, así podemos tomar diferentes y efectivas rutas de precaución la próxima vez que nos dispongamos a tomar:

 

  1. El Mito: La mezcla del alcohol con bebidas energéticas te pone más borracho.

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Es fácil interpretar la combinación de un estado de ebriedad y un subidón de energía por cafeína como un mayor estado de “borrachera”. Pero las bebidas energéticas en realidad no aumentan la sensación relajada y sociable causada por un par de copas. En realidad, la cafeína cubre los efectos sedantes del alcohol, que a menudo dan pauta para que  dejemos de tomar. Como resultado, las personas son engañadas haciéndose creer que tienen más energía que la que en realidad tienen, lo que puede empujar a seguir bebiendo (y potencialmente conducir a consecuencias negativas, como tomar demasiado y tener una terrible cruda al día siguiente).

 

  1. El Mito: Es mejor tomar cerveza antes de licor (mezcal, whiskey, tequila, ginebra, vodka).

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La creencia reinante es que la cerveza es una bebida “más suave” que no puede causar embriaguez tan pronto como, por ejemplo, unos shots. El cambio a licor fuerte después de unas cervezas puede hacer que el efecto sea más paulatino, pero la realidad es que la cantidad de alcohol que tomas importa más que el tipo de bebidas que se consumes o cómo mezclarlas. Beber demasiado de cualquier alcohol demasiado rápido puede provocar un efecto negativo, ya sea vino, cerveza o licor. No importa lo que estás tomando, el ritmo y la cantidad es la clave.

 

  1. El mito: El vino con más años es mejor.

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El año en la etiqueta debe significar algo, ¿no? El vino añejo es percibido como más complejo en sabor, más caro y de mayor calidad. Así que debe ser mejor dejar que cualquier botella repose por un tiempo antes de descorcharla. La realidad es que depende del tipo de vino. Algunos están destinados a ser consumidos en un año de producción y no mejoran después de un tiempo, mientras que otros están destinados a ser almacenados en una bodega durante algunos años para llegar a su punto máximo de calidad. Lamentablemente, un vino que se encuentra más allá de su fecha de vencimiento prevista no se vuelve más valioso con el tiempo. De hecho, el contenido antioxidante del vino en realidad podría disminuir a medida que envejece.

 

  1. El Mito: La cerveza oscura tiene más alcohol que la cerveza clara.

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Las cervezas oscuras sólo se ven como si tuvieran mayor textura, mayor sabor, y mayor cantidad de carbohidratos y calorías. Muchos asumen que la cerveza oscura tiene niveles más altos en alcohol. La realidad es que aunque muchas cervezas “light” son de hecho más claras en tono y color, no es el único indicador de un cuerpo ligero y menor en calorías. El color de la cerveza depende del tipo de grano del que está hecha. Algunas cervezas oscuras en realidad son más bajas en alcohol y calorías que sus primos más pálidos.

 

  1. El Mito: Vomitar te ayuda a ponerte sobrio y a evitar la cruda.

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Teóricamente, deshacerse del alcohol que todavía no ha sido digerido (léase: vómitos) significa que no será absorbido por el cuerpo y que no contribuirá al dolor de cabeza de la mañana siguiente. Pero la realidad es que la absorción del alcohol en el torrente sanguíneo comienza casi de inmediato, por lo que deshacerse de una pequeña cantidad en el vómito probablemente no hará mucha diferencia.

 

  1. El Mito: Una aspirina o ibuprofeno antes de tomar ayuda a reducir la cruda.

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Es una buena idea: Tomar una pastilla antes te ayudará a prevenir la sensación tremenda de la mañana siguiente. Pero mientras que los esfuerzos preventivos para evitar un dolor de cabeza palpitante pueden parecer sabios, en última instancia, no pagan. La realidad es que tomar analgésicos antes del dolor no ayudará, el poder de la medicina desaparecerá antes de que el dolor de cabeza se encienda. Precaución: Absolutamente no tomes aspirina o ibuprofeno mientras sigas bebiendo. Los analgésicos pueden erosionar la mucosa del estómago, lo que, sumado a los irritantes del estómago en el alcohol, pueden causar inflamación del hígado y permitir la entrada de más alcohol en el torrente sanguíneo, lo que resulta en daño hepático potencial y en un contenido de alcohol en la sangre por encima de lo normal.

 

  1. El Mito: Comer después de tomar y antes de dormir reducirá la cruda.

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La mayoría de nosotros hemos hecho un viaje borracho a la taquería, pizzería, o tiendita con ganas de consumir grasa y carbohidratos. Reconfortante como sea, esos tacos hacen muy poco para recuperar la sobriedad o reducir la severidad de los dolores de la cruda. La realidad es que en el momento en que el taco golpea el estómago, el alcohol consumido ya se ha absorbido en el sistema. La comida grasienta no ayudará a tu hígado a metabolizar el alcohol más rápidamente. De hecho, la combinación de alcohol y comida grasienta realmente puede contribuir al reflujo ácido, lo que significa que te sentirás aún peor en la mañana. Si quieres comer para ayudar a ralentizar la absorción del alcohol, come bien antes de empezar a tomar.

 

  1. El Mito: El alcohol mata a las células del cerebro.

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Esta es una suposición fácil de hacer,  si observas el comportamiento que a menudo se presenta después de tomar de más. Pero una noche promedio de consumo de alcohol no dará lugar a ningún daño cerebral a largo plazo. La realidad es que si puede perjudicar tu pensamiento, pero el alcohol no destruirá permanentemente las células del cerebro. Daña las dendritas, que son las pequeñas antenas en las neuronas que transmiten mensajes eléctricos de tu cerebro a tu cuerpo. Las neuronas son las células que actúan como comunicadores, desencadenando respuestas motoras a los estímulos físicos.

Los daños a las dendritas interfieren con esa transmisión, que pueden dar cuenta de todos esos mensajes que mandaste mal deletreados desde tu teléfono o a tu incapacidad para caminar en línea recta (Pero los efectos no son permanentes.) Dicho esto, es importante tener en cuenta que el abuso de alcohol persistente puede contribuir indirectamente a defectos duraderos, ya que el alcoholismo suele ir acompañado de otros malos hábitos de salud como la mala nutrición. El consumo excesivo de alcohol combinado con la falta de nutrientes puede dar lugar a fallas y problemas con la coordinación motora de la memoria.

 

  1. El Mito: Un café y un baño de agua fría recuperará tu sobriedad.

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Es fácil pensar que este combo desterrará la somnolencia y reducirá los efectos del alcohol, pero la sacudida sólo baja los síntomas, no la causa de la fatiga provocada por una noche de copas. La realidad es que un hígado humano puede procesar alrededor de una bebida estándar cada hora (Eso es 1,5 oz de licor fuerte, 5 onzas de vino o 12 onzas de cerveza.) El café o un regaderazo podría despertarte un poco, pero no podrá acelerar el proceso de eliminación de las cosas malas de su sistema. El tiempo es (por desgracia) la única cura.

 

  1. El Mito: Comer mucho antes de tomar te ayudará a mantenerte sobrio.

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Sí pero no. Comer antes de tomar puede retardar la absorción del alcohol en el cuerpo, pero no puede evitar emborracharte. La realidad es que el cuerpo comienza la absorción de alcohol a través de la mucosa del estómago y el intestino delgado, por lo que si tu estómago está lleno de comida, se necesitará más tiempo para el proceso de borrachera. Esto puede retrasar ese sentimiento, pero no se detendrá por completo. Con el tiempo, el estómago se vacía de la cena y la absorción de alcohol tendrá un nuevo repunte.

Tomar con el estómago vacío nunca es una buena idea, pero comer de antemano no es un pase libre para echarte unos shots tampoco. Como con tantas cosas cuando se trata de la salud, la moderación es la clave.


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