Es un monumento que conmemora la Revolución, es un mausoleo de algunos de nuestros líderes guerreros, y es también, el fantasma de un solemne palacio porfiriano que nunca existió. Extrañamente todo aquel presidente y/o arquitecto que planeaba edificar este recinto moría antes de terminar su prometido; de palacio legislativo pasó a convertirse en la idea onírica del panteón a los héroes y de éste a un invaluable mausoleo, del que posteriormente se pensó realizar un museo en su subterráneo.
El arquitecto Carlos Obregón Santacilia fue quién finalmente decidió construir este monumento sobre la obra del Palacio ya empezada, figura que culminó con un estilo art deco (preciosa insignia del diseño de la época), contrastando sus colores claros-oscuros entre la piedra de cantera tenue y la roca volcánica. Sus cuatro arcos de 26 metros se unen cuando llegan a una doble cúpula que actualmente, es uno de los miradores más alucinantes de nuestra ciudad.
Quizás no hay referencia más apropiada que el monumento a la revolución si se quiere conocer más a fondo la ciudad de México. En su cúspide se puede avistar toda la ciudad y en sus subterráneos insólitos, la historia a profundidad. Los cimientos de este monumento construyen las paredes del Museo Nacional de la Revolución (que de alguna manera alegóricamente es la base de nuestra ciudad).
El video realizado por el colectivo de animadores mexicanos Ciudad Intervenida, nos muestra una pequeña cronología de la construcción y reconstrucción a lo largo de las décadas de una de las insignias más monumentales de la historia de México: el mausoleo que conmemora la Revolución. Un increíble cortometraje digital en 3-D diseñado sobre fotografías viejas y algunas grabaciones animadas sobre la alucinante pieza en la actualidad.
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