¿Cuál fue la primer crónica que se conoce de la CDMX?

La palabra crónica viene del latín que significa “libros que siguen el orden del tiempo”. Gracias a este género literario tenemos indicios de acontecimientos históricos que de otra manera habrían desaparecido. El tono narrativo de las crónicas además las hacen agradables y cercanas, haciendo que nos sintamos cercanos al relato.

De la ciudad de México han habido hasta memorables recopilaciones de crónicas de muchos grandes como Carlos Monsiváis, Salvador Novo o Manuel Gutiérrez Nájera o más recientemente de Héctor de Mauelón o Rafael Pérez Gay. Pero ¿cuál es la primer crónica conocida de la CDMX?

En una interesante entrevista de Mauelón para la UNAM, este narra cómo la primer crónica conocida de la ciudad es de Francisco Cervantes de Salazar, 33 años después de que cayó Tenochtitlán y nació la capital de la Nueva España; esto fue en 1554.

En esta entrevista se narra:

“Cervantes recurrió a un truco muy simple: poner a dos vecinos de la Ciudad de la México a caminar por las calles llevando a conocer a un vecino recién llegado la ciudad recién trazada, la ciudad que estaba estrenando el Nuevo Mundo. El recorrido comienza por la calle más vieja de América: la calle de Tacuba y la primera jornada termina atrás del Hospital de Cortés. En ese recorrido las tres personas van dialogando y al mismo tiempo dejan un registro de lo que escuchan, de lo que ven, de lo que sienten, de los espacios que inauguran. Lo que encontramos allí es al cronista como un paseante o un turista urbano, la visión del cronista que es la de empolvarse los zapatos para descifrar esa obra mayor que es la ciudad.”

Imaginar el drástico cambio que tuvo la ciudad, de un emporio azteca a los primeros trazos de las calles es casi imposible. Aunque 33 años son un lapso en el que la destrucción podría dar paso a un escenario mucho más español; las ruinas sin dudas aún eran parte de la fotografía completa. Afortunadamente, existe un texto que puede darnos al menos un acercamiento a una imagen de ello.


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