Nadie imaginaría que frente a la Plaza de la Solidaridad, a un costado de la Alameda Central del Centro Histórico, se encuentra una pequeña abertura dimensional que nos transporta tal vez a una carretera americana, o a un café racer en la Inglaterra de los años 50. Se trata de una Cafetería antigua con un diseño hostil pero igualmente espectacular; su puerta y ventanales tienen pintado Trevi 58 y un pequeño letrero con luces alumbra la palabra “Bisquets” y “Open”.
Ya adentro todo es realmente como una película en donde, tras varias horas de haber manejado, te detienes a buscar un teléfono y algo bueno, sencillo y barato qué comer. La cafetería sirve desayunos deliciosos pero ha decir verdad su mayor plus gastronómico es el chocolate caliente a eso de las 7 pm acompañado de un bisquet. En este lugar no encontrarás más que silencio, música suave de fondo y un delicioso espacio para escribir o leer.
El Trevi no es un sitio para ejercer la pretensión bohemia como últimamente se acostumbra, es en realidad uno de esos tesoros ocultos del Centro en el que te puedes refugiar de la lluvia o del caos urbano y pasarla increíble tú solo. Quizás se deba a que en realidad no es tan fácil llegar a él (a pesar de su vistosa estética), pero tampoco es un lugar que encuentres lleno a ninguna hora. Y además de que aquí se come rico, sencillos platillos como chilaquiles con huevo, café y jugo de naranja, también resulta una excelente opción para impresionar a otra persona con un lugar sencillo, un tanto nostálgico y muy valioso.
Dirección: Doctor Mora esquina con Colón, Centro Histórico, Ciudad de México
$: Máximo 250 pesos
Horario: Lunes a Domingo de 10:00 a 22:00 hrs.
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