Todo aquél que merodea por la ciudad de México debe conocer el Mercado de San Juan y sus numerosas propuestas exóticas en cuanto a gastronomía refiere. Muchos de los productos que aquí se encuentran (en su mayoría especies animales para banquetes surrealistas) son un legado de nuestra cultura prehispánica que, pocos años después de la fundación de Tenochtitlán, aumentó exponencialmente su venta gracias al bazar tradicional más importante, el más grande de la ciudad, situado justo a un costado de La Lagunilla: El mercado de Xaltilolco, en Tlatelolco.
Tlatelolco era el sitio perfecto para tejer redes comerciales, ya que facilitaba la movilización de mercaderes que llegaban en canoas a la bahía de “La Lagunilla” cargados de especies exóticas y productos que sólo podían conseguirse en las periferias de la capital. En aquel entonces la tribu más eminente del comercio era la de los pochtecas, indígenas que figuraban precisamente por mercar artículos en distintas regiones del país, tomando como su principal base el mercado de Tlatelolco. Distintos productos fungieron como moneda de cambio en este lugar, desde cacao, oro en polvo y sal de tequesquite hasta numerosos textiles finos y plumas preciosas. En este mercado encontrabas frutos, hierbas y rocas medicinales así como animales para banquetes: xoloizcuintles, venados, armadillos, tejones víboras, cocodrilos y tortugas, además de un gran catálogo de aves que variaban en precios según su plumaje o dificultad para encontrar.
También fungía como tianguis donde se preparaban numerosos platillos prehispánicos –muchos de ellos muy comunes hasta la fecha–, preparados en su mayoría con maíz. Algunos otros ejemplos de lo que podías adquirir en este sitio son: cerámica, joyería ornamentada con piedras preciosas como el jade, el oro y la plata; plumajes de quetzal y guacamaya, principalmente; textiles en su mayoría de algodón hilados con piedras preciosas y pieles de animales; pigmentos y minerales de los cuales se servían los artistas de aquella época para elaborar murales, manuscritos pictográficos o incluso ornamentar cerámica, además de un sin número de artículos diseñados especialmente para distinguir a la nobleza.
De lo que fue este importante recinto mágico hoy en día sólo nos queda la maravillosa zona arqueológica de Tlatelolco (que sigue vibrando historia) y una espectacular maqueta creada hace 50 años para la Sala Mexica del Museo Nacional de Antropología que recientemente fue lustrada para su conservación.
En el marco de la conmemoración de las primeras cinco décadas de este museo emblemático del Instituto Nacional de Antropología e Historia (que fueron celebrados a finales del año pasado), se realizaron diversas tareas de conservación de esta magnífica maqueta, un hermoso conjunto escultórico que retrata el pochtec ayotl o el arte de intercambiar en la época prehispánica, aunque sus 305 personajes apenas representan el 1% de quienes lo visitaban a diario.
Dentro de esta preciosa obra encontramos detalles minuciosos que nos hacen saber la procedencia, rango y “estado civil” de los personajes así como avistar fugazmente algunos de sus productos a través de la exposición de materiales reales dentro de la maqueta. Sin duda alguna es un trabajo muy atractivo que ejemplifica y relata sutilmente uno de los miles de flujos de información que se tuvieron en nuestra ciudad y que hoy en día prevalecen en otros sitios como lo son los mercados, micromundos surrealistas de tradición y cultura.
Lugar: Museo Nacional de Antropología: Paseo de la Reforma y Gandhi, Bosque de Chapultepec s/n, Col. Polanco V Sección.
*Hasta el 31 de diciembre de 2015 / Martes a domingo de 09:00 – 19:00 hrs.
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