Foto: Dolores Rubio
Para los inicios tempranos del siglo pasado, una mujer profesionista era un grano de arena en un desierto de tabúes (entre ellos, chantajes sentimentales; como el hecho de que los hijos crecerían insanos emocionalmente). Ahora imagina que entre este escenario en que las mujeres prácticamente no pertenecen al mundo profesional, aunque a estas alturas en México existen pocas mujeres doctoras o abogadas, hay, de por sí, otro rincón que es aún más cuestionado: el de la ingeniarías.
El Palacio de Minería, el cual había sido creado desde 1782, llevaba más de 110 años educando solo a alumnos varones; hasta 1909 existen los primeros registros de una mujer estudiantes de esta facultad.
El primer indicio de una mujer estudiante en esta icónica facultad de la CDMX fue en 1909: Dolores Rubio Ávila nunca se graduó pero fue la primer mujer que obtuvo un cargo en la Escuela Nacional de Ingeniería (ENI), en el Gabinete de Mineralogía, Geología y Paleontología; en 1921 habían ya 3 mujeres estudiantes pero la primear mujer en titularse lo hizo hasta 1930. El 11 de febrero de 1930, hace 85 años, Concepción Mendizábal obtuvo el título de Ingeniera Civil.
Foto: Ángela Alessio Robles
Para dimensionar este capítulo como un fenómeno, es pues necesario imaginar un paradigma donde incluso las mismas mujeres creían que estudiar una profesión era descuidar al núcleo de la sociedad: la familia. De esta manera las mujeres que estudiaban y hacían una carrera cargaban un peso moral injusto; además de las trabas de una vida laboral que aún hoy es más condescendiente con los hombres.
Parte del éxito de Mendizábal fue su núcleo familiar; tuvo un padre visionario, ingeniero también, y graduado de la misma escuela. Con su apoyo y la inspiración para dedicarse a lo mismo que él, esta chica por fortuna“arropada, consiguió lo inédito en un país por demás machista.
La primera Ingeniera Civil, que además fue admirada por su inteligencia por parte de sus maestros, fue un inicio de otra perspectiva; pese a los ojos de la sociedad clavados en su decisión, su claridad fue el utensilio poderoso para hacerse camino.
Twitter de la autora: @anapauladelatd
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