En el mundo digital de hoy, la automatización es característica fundamental de nuestras vidas. Cuando necesitamos ayuda, acudimos a una máquina inteligente que mediante un programa informático conocido como bot contestará a todos nuestros deseos. En el rubro de la escritura –y no específicamente gracias a bots de Twitter o de chats sino en la realidad–, ocurre que aún no fabricamos una pasión por la escritura; escribimos en tanto se requiera contestar a un algoritmo social que no requiere profundidad; ya sea una conversación de chat amistosa, de trabajo, o parecido.
La automatización no es del todo perjudicial, pues quizás solo hace falta editarla un poco, que realmente funcione por un beneficio. Un proyecto incentivado por CONACULTA está dando un extraordinario ejemplo de ello: hace un par de semanas se dio a conocer en el Centro de Cultura Digital, el ingenioso diseño digital para hacer crecer el interés por la poesía en niños y jóvenes. Se trata de Haiku-mático, una app para crear haikus y con ello geniales collage ilustrativos. La base de datos de esta aplicación contiene 27 mil posibilidades que el haiku algorítmico puede conjugar mientras se ilustran las palabras que se eligen.
En esta app el haiku -el arte japonés de combinar en un poema corto tres líneas de 5, 7 y 5 sílabas respectivamente-, parece tener tintes surrealistas, ya que tiene un poco de las técnicas creativas de cut up o de recortes (al hacer una selección de palabras azarosas) y del cadáver exquisito, ambas con la premisa de liberar las ideas del “automatismo psíquico puro”, propio de la filosofía surrealista.
La aplicación fue realizada por el mexicano Alfonso Ochoa y ya está disponible gratis para ipad en la página de apple.
La relevancia de los medios digitales en la práctica de la lectura y la escritura apenas comienza a notarse en la Ciudad de México. Esperemos que pronto dé sus primeros frutos.
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