Impro toda la noche

Un experimento que lo vale: Impro toda la noche

Fotografía por Cuauhtémoc Horta

Fui a un espectáculo de Impro que duró toda la noche. Yo no tenía idea qué era la impro o por qué hay un grupo de personas que se reúne a hacer algo toda la noche que no involucre ningún tipo de estupefaciente vamos, ni una cervecita.

“Seguro va a estar vacío” pensé prejuiciosamente mientras me acercaba al Ápeiron, un teatro en plena avenida Monterrey que si nadie te dice que es un teatro, no te das cuenta. 

Niña inocente, había lista de espera para pasar y en la sala donde se llevaba a cabo el espectáculo no hubiera podido caber un alfiler. Cientos de personas hacían tiempo en la cafetería improvisada para encontrar un momento de colarse al foro y ver al elenco de improvisadores mexicanos liderado por Omar Argentino, maestro de la generación más prominente de improvisadores en México, me entero mientras observo un póster donde un hombre canoso está vestido de quinceañera.

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Se festejan los 15 años de Improtour, me entero.

“En septiembre del 2000 partí de Buenos Aires con la idea de vivir en Madrid”, dice Omar Argentino sobre el Improtour. “En el camino tocaría algunos países americanos dando talleres y jugando con las entonces incipientes compañías continentales. Como una buena impro, los pocos planes que tenía, se modificaron en el camino. México, de escala se convirtió en casa durante cuatro años, organizamos allí el legítimo Primer Mundial de Impro en español; y tantos etcéteras.” menciona de primera mano en laimpro.blogspot.mx

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Improtour es el viaje de Omar y el trabajo de tantos improvisadores que han encontrado en esta técnica teatral, un movimiento que se gesta y crece en México en un tono puramente alternativo, exclusivamente artístico, pocas veces comercial y sobre todo, lleno de apasionados improvisadores que estaban viviendo su Woodstock el sábado en la noche mientras yo trataba que no se me notaran las ganas de cerveza.

La técnica de improvisación teatral (Impro) es una forma de crear historias al momento, estas historias se pueden crear virtualmente de la nada: una palabra, frase, un título, cualquier concepto o idea que generalmente viene del público en donde nada está planeado.

Entonces de pronto, como si hubiera un guión por arte de magia, existe una historia y todos los involucrados tienen un personaje. Ya sea un ave que revolotea alrededor de dos enamorados, la mesa donde cenan o el violinista que toca una melodía, los papeles se reparten instintivamente y se desenvuelve una historia que ha de desarrollarse, rematar y mantenernos entretenidos.

Se dice que en la impro el “error” no existe, todo lo que pasa en la escena se incorpora, busca juego y se acepta. Ojalá aprendiéramos a improvisar en la vida, entonces.

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Por eso es que es muy interesante observar por fuera a una comunidad de hombres y mujeres que francamente se ven con poco en común. No hay un denominador ni siquiera de edad. Lo que tienen en común es que a todos les encanta “jugar” quieren un cachito de escenario para entregarse al momento, para no pensar, dejarse llevar, para no tener miedo.

“Lo importante para ser un buen improvisador es tener actitud de juego y abrirse a cualquier posibilidad. Me gusta la improvisación porque contrario a algunas otras expresiones teatrales, el estar arriba del escenario te permite atreverte a explorar cosas nuevas. A veces la gente que no canta, canta, la gente que no baila, baila, y bien o mal, si viene de un lugar real, el público conecta. También incorporas tus experiencias personales, improvisar es llevar tu vida al escenario, tu carga emocional, tus experiencias y proponerlas allá arriba” Cuenta Francisco Antillón, entusiasta e improvisador mexicano desde hace 2 años.

Se puso emocionante el maratón de impro, me gusta observar que en cada rincón de esta ciudad, hay una subcultura. Pasiones que exceden cualquier diferencia entre unos y otros, me gusta la gente que se reúne a crear, a ver qué pasa. Son personas peculiares, porque no se encuentra comúnmente a un grupo de personas dispuestas a equivocarse, se nota en cómo se visten, en cómo charlan, en cómo se mueven y cómo se conducen en el escenario. No pude evitar notar que hay etiqueta impecable en el escenario de la impro, hubo risas sin groserías, albures, misoginia, parodia o chistes viejos.

En un país como este, en el que estamos acostumbrados a una comedia un poco más evidente y digerida, es refrescante ver a un grupo de personas dispuestas a proponer algo distinto.

Las horas fueron pasando, las defensas de la gente iban bajando. Se notaba en el cansancio, menos resistencia, cada vez menos inhibiciones, se acercaba el amanecer y entonces vino un ejercicio en donde se pidió que todos los que quisieran, se subieran al escenario.

Eran las 7 am y 35 personas estaban matándose unas a otras en el escenario del Apeiron, usando espadas imaginarias, hechizos inventados, cuerdas que jalaban del techo, calumnias, religiones irreales, fuentes de inmortalidad y como siempre, todo terminó en risas.

Los fondos que se recaudaron ese día, colocados en una cesta con cientos de sobres de cooperación voluntaria se utilizaron para comprar los molletes y el café de la mañana, porque estábamos entre amigos.

Si quieren experimentar esta forma de arte, pueden ver el espectáculo de improvisación del colectivo “El Callejón” en el Ápeiron los domingos de Octubre a las 6 pm.


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