A las exequias de León Trotski, asesinado, por cierto, en la Ciudad de México —en la calle de Viena, Coyoacán— asistieron trescientas mil personas, una cifra notable tomando en cuenta que la ciudad entonces tenía una población de alrededor de cuatro millones.
Sobra contar la larga historia de León Trotski, que había sido compleja y estado llena de tragedias para cuando este ucraniano llegó como refugiado a México.
Sus varios rompimientos políticos e ideológicos con Lenin, y el exilio provocado por su diputa con Stalin habrían de llevar a este hombre a recorrer el mundo; Kazajistán, Turquía, Francia, Noruega y Nueva York son algunos de los lugares donde el notable político y pensador vivió. Su exilio provocaría una sangrienta persecución a su familia: el marido de su hija habría de desaparecer, su primera esposa sería enviada a un campo de concentración, uno de sus hijos sería encarcelado, su hermana y sobrinos fusilados, y otro de sus hijos asesinado.
En 1936, León Trotski aceptó el ofrecimiento del gobierno de Lázaro Cárdenas —impulsado principalmente por Diego Rivera— para venir a vivir a México como refugiado político. El ucraniano, junto a su esposa Natalia Sedova, llegó a vivir a Coyoacán en 1937 y habrían de tener relación con los círculos intelectuales y artísticos del México de entonces. De hecho, Trotski vivió en la Casa Azul con Diego Rivera y Frida Kahlo hasta 1939, cuando tuvo un rompimiento político con el pintor. Se dice que Frida fue su amante durante algún tiempo. Después, habría de mudarse a su casa en la calle de Viena; ahí viviría hasta el día de su muerte.
A pesar de que Trotski estaba protegido por el gobierno mexicano, Stalin continuó su persecución, y el ucraniano vivió dos atentados contra su vida en su casa de Coyoacán. El primer intento ocurrió en mayo de 1940 cuando veinte hombres armados entraron a su casa en la madrugada (entre ellos se encontraba David Alfaro Siqueiros) con la ayuda de un guardaespaldas de Trotski, que era un agente doble. Este atentado falló.
Poco tiempo después, en agosto del mismo año, Ramón Mercader, comunista español enviado por Stalin, mató a Trotski en su propio estudio. Mercader había logrado infiltrarse a la casa de Trotski entablando un romance con su secretaria, y haciéndose pasar por un simpatizante del movimiento trotskista.
La tarde en que murió, Trotski se encontraba trabajando en su despacho cuando Mercader llegó a su casa y pidió hablar con él para mostrarle un artículo que supuestamente había escrito. El español se acercó silenciosamente por la espalda y clavó salvajemente un piolet en la cabeza del ucraniano, que entró en coma y murió al día siguiente. El asesino fue a prisión durante diecinueve años, y cuando fue liberado en 1960 fue condecorado como Héroe de la Unión Soviética.
El asesinato de León Trotski, además de sangriento, resultó profundamente impactante y fue, sin duda, uno de los crímenes más famosos ocurridos en la Ciudad de México.
Twitter de la autora: @imissmaria
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