Expresiones chilangas que tus amigos extranjeros querrán aprender

A diferencia de otras culturas hispanoparlantes, los mexicanos cuentan con una fascinante creatividad vestida de humor negro y dobles sentidos. Nos liberamos de una cátedra lingüística, comenzamos a apropiárnosla, y sólo así aprendimos a jugar con ella, a deshacerla, deconstruirla, reinventarla.

Es algo muy nuestro que nos somete a una especie de confidencia; y por tanto lo vuelve casi imposible explicárselo a un extranjero que desconoce –o simplemente no comprende– nuestro legado existencial. Porque hablar con mexicanismos no es una moda, sino un patrimonio y estilo de vida que brinda un sentido de identidad realmente único.

Por ello hemos decidido compartirte algunos de los mexicanismos más comunes –o simbólicos–, que seguramente forman parte de tu léxico cotidiano: 

“Mande”. Este mexicanismo se le considera inclusive más educado y cortés que su sinónimo “¿qué?”. Aún actualmente los padres corrigen a los niños diciendo: “No se dice ‘¿qué?’, se dice ‘mande’.” Al parece esta expresión se usa desde el Virreinato, en donde las castas inferiores –mestizos e indios– solían mostrar su sumisión a las personas de castas superiores –blancos y criollos–.

“¿Bueno?”. Es la primera palabra que escucharás cuando se responda una llamada telefónica. No se trata de un saludo, sólo de una manera de confirmar la conexión de esa llamada; por lo que, si el remitente repite “¿bueno?” será una situación extraña.

“Ahorita”. La realidad es que el “ahorita” del mexicano es una extensión temporal que ofrece la libertad de realizar una acción en los siguientes segundos u horas… No se trata de una irresponsabilidad personal, sino de un estilo de vida que habita en los mexicanos.

“Aguas”. Sinónimo de “ten cuidado”, este mexicanismo se usa en la acción inmediata; por lo que se requiere de reflejos rápidos para evitar cualquier catástrofe que implique, por ejemplo, un golpe. Esta expresión surge en la época de la Colonia, en donde el sistema de drenaje no era comúnmente usado en la mayoría de las casas. La forma más utilizada para deshacerse del agua sucia era tirándola desde los balcones hacia la calle. Para evitar la desgracia que el líquido desagradable le cayera a una persona, la encargada de aventar el agua gritaba “¡aguas!”

“Wey”. Más allá de una muletilla, se trata de una existencia fantasmal de las personas. Es un amigo, novio o alguien que realiza acciones graciosas o tonterías. Dale click aquí para conocer la historia de wey de los mexicanos.

“Provecho” o “Provechito”. Si bien algunas culturas usan el bon appétit!, el típico “provechito” del mexicano es universal a la hora del desayuno, comida o cena. No importa si se desconoce a la persona, es indispensable expresar el buen deseo de un placer gastronómico.

“¿Qué onda?” o sinónimo de de “qué pedo”, “qué transa”, “qué hongo”, “qué rollo”. Sólo para preguntar qué tal van las cosas.

“El mal del puerco”. Esta deliciosa y abrumadora sensación de querer dormir después de una deliciosa comida. Este mal es capaz de dominar a la persona por completo, forzando a las víctimas a tomar un sueño –o un “coyotito”. En especial después de unos tamales, tacos al pastor, chilaquiles, etcétera.

¿Cuál otra agregarias tú?

 

Fotografía principal: Flickr


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