Vicente Rojo es un artista mexicano, aunque nacido en Barcelona, que como muchos otros fueron adoptados por México.
Desde hace más de 50 años generó un loable trabajo en disciplinas diversas como pintor, escultor diseñador y editor. Su llegada a México en 1949 curiosamente se cruzó con la llegada de toneladas de maquinaria estadounidense cuyo origen se remontaba a los años de la Segunda Guerra Mundial donde fungían para la elaboración de armamento. En México la maquinaria sirvió para elaborar utensilios de cocina hasta el año 2000. Hoy, 2015 –y con su planeación desde el año pasado–, esta cuasi chatarra de gran valor histórico se convirtió en una gran obra de arte público que pasaría por las manos de Vicente.
José Ramón Elizondo –empresario y propietario de dicha maquinaria–, encargó a Rojo una serie de esculturas a partir de las piezas ahora viejas, oxidadas y en desuso. El resultado fueron 18 máquinas troqueladoras intervenidas por el artista, mismas que hace unos días inauguraron el nuevo espacio escultórico La Fabrica, en el interior de la Ciudad Deportiva Magdalena Mixuhca. Las figuras asemejan a una especie de escenario distópico o sci-fi pero a su vez un tanto futurista por los detalles de colores minimalistas.
Las piezas de Vicente Rojo son un incentivo más para que por medio del arte, la gente se reúna en estos espacios públicos y se apropie de ellos.
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