“No hieras a mi corazón, que esta ave salvaje difícilmente volverá a aterrizar en el tejado de donde el vuelo emprendió.”
En esta ocasión el Museo Nacional de las Culturas expone “Iguales y diversos”, un boceto en el cual dialogan universos distintos dentro de un mismo mundo. A través de sus mitos y conocimientos, de sus tradiciones y condición humana En una latitud distinta, bajo condiciones climáticas diversas y frente a actividades alternas para la supervivencia ¿Se trata de un ser humano similar?
Conectando los puntos de las zonas de la Costa Noroeste de Norteamérica, Irán y Australia se muestran las similitudes encarnadas en los símbolos e iconos de cada cultura, donde además la evocación del pasado aviva y complementa la noción del presente de casi cualquier ser humano.
Los Pueblos del Cedro: los Tlingit y Tsimshian, Haida y Kwakiutl, Nootka y Salish; eran los grupos originarios de la Costa Noroeste de Norteamérica. Residían en un clima templado, frente al mar y entre las montañas, lluvias y bosques de coníferas. Ríos con salmón. Donde debido a estas circunstancias, el hombre que ahí vivía no necesitaba de la agricultura, ya que podía alimentarse con los hallazgos del entorno, así utilizaba su tiempo para crear mitos y leyendas sobre el origen de la historia.
“Reinaba la oscuridad en el mundo y los hombres no podían cazar ni pescar, ni viajar y erraban el camino. Cuervo compadeciéndose de ellos decidió poner fin a esta situación.” Leyenda del Cuervo
En Irán entre las montañas nevadas, las verdes mesetas y los desiertos donde habitan kurdos, azeríes, armenios y baluchis que desde hace mil años cantan y recitan la voz de los poetas persas.
“Si tu espíritu no es apto para ver al Simorgh, no será tu corazón un espejo brillante apto para reflejarlo.” Attar, siglo XII
Mediante la poesía se realiza un rescate de símbolos ancestrales del alma de un pueblo; que explica el refinamiento cultural del Irán contemporáneo.
“De Rudabeh vendrá al mundo un leonzuelo que gozará de inmensa fama. Ante él verás la tierra las mayores fieras. Prepara una daga bien afilada busca a un hombre sabio y muy hábil y empieza por dar vino a tu amagas hasta que pierda el miedo y los pensamientos.” La pluma de Simorgh
Los grupos nómadas aborígenes de Australia son unos de los más antiguos del planeta, grupos que tienen una continuidad en tiempo y espacio sin contactos ni influencias exteriores. Se calcula han pasado 60 mil años desde el poblamiento de ese continente, cuando todavía no era isla.
“Estamos pintando, como siempre lo hemos hecho, para demostrar nuestro continuo enlace con la tierra y los derechos y responsabilidades que tenemos hacia ella. Pintamos para mostrar al mundo que nosotros poseemos este país y que la tierra nos posee a nosotros. Nuestra pintura es un acto político.” Galarrwuy Yunupingu, grupo Gumatji, Tierra de Arnhem, Yirrkala
El cuervo es el símbolo de América para conocer a sus creadores, el Pueblo del Cedro que grabó su figura en madera y celebrara festividades para narrar sus hazañas. El Simorgh de la Asia central, es el ave de variadas formas. La verdad, la unidad y la multiplicidad que se teje en la poesía iraní. Los ojos de agua en las pinturas de los habitantes originarios de Australia. En la tradición de este país conocida como el “Tiempo del Ensueño” o Dreaming, desde el pasado mítico de la creación se explica el presente, se recrea el futuro, todo intrínsecamente con la naturaleza.
Hay pinturas rupestres que datan desde hace más de 25 mil años, desde entonces sus símbolos y mensajes hablan del “Tiempo del Ensueño”.
Palabra, canto y figura son la misma unidad camaleónica que muestra al hombre como descendiente de la tierra. “Iguales y diversos” exhibe los códigos y símbolos de pueblos distantes, los mitos de tres continentes, en donde permanece la semilla que muestra una identidad y pertenencia a una tierra.
La exposición estará en el Museo Nacional de las Culturas hasta febrero de este 2016.
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