Existen dos términos dentro del ámbito de los museos que son el museólogo y el museógrafo. Ambos oficios aunque pudieran parecer lo mismo, profundizan en ciertos aspectos y responsabilidades dentro del museo. Íker Larrauri y Felipe Lacouture Fornelli, han sido dos figuras dentro de las instituciones de cultura quienes de alguna manera hasta concretarons los términos en México: museógrafo y museólogo.
El museólogo es toda persona que trabaja para un museo desempeñando funciones de jefe de proyectos o programador de exposiciones. El museólogo se diferencia del conservador, pero también del museógrafo. El museógrafo es el encargado de la concepción y de la organización general del museo, de las gestiones relacionadas con la seguridad o la conservación y de la restauración, pasando por las salas de exposición, permanentes o temporarias. El museógrafo, por sus competencias técnicas, tiene una visión experta sobre el funcionamiento del museo en su conjunto –preservación, investigación y comunicación– y puede administrar (por ejemplo, a través de la redacción de pliegos de condiciones) los datos vinculados a la conservación preventiva tanto como las informaciones a comunicar a los diferentes públicos.
Íker Larrauri nació en la Ciudad de México en 1929, arquitecto, antropólogo, museógrafo y artista plástico. Se dedicó por casi 40 años a la museografía. Autor del Museo del Centro Cultural Tijuana, el de Cozumel, el de las ciencias Naturales en Villahermosa, el Museo Nacional de Kuwait y el Olímpico de Lausana en Suiza.
En una entrevista platicó que por poco podría hacer un museo con cada objeto que va encontrando, considerando que cada cosa, por insignificante que parezca, tiene su historia. “Me encantan los museos, me fascinan; son una maravilla, están llenos de cosas hermosas; ahí te encuentras con tus viejos amigos. Voy al Museo del Prado y está La Maja esperándome, como la quiera: vestida o desnuda, sé que siempre está ahí.”
Íker comenzó en el área de museografía con Miguel Covarrubias, estudiaba arqueología en la Escuela Nacional de Antropología, cuando estaba en el Centro. Covarrubias era su maestro de arte primitivo. Tenía compañeros como Mario Vázquez, quien también era museógrafo.
Trabajó en la zona arqueológica de Palenque, donde descubrió la Cámara Secreta del Templo de las Inscripciones, Larrauri también comentó alguna vez: “Llegar a Palenque entonces era como ir a la Antártida o algo así; tardaba uno por lo menos dos días. No imaginábamos que, años más tarde, podría llegarse en un ratito desde Villahermosa”.
El museógrafo hizo una réplica de la Cámara Secreta en el antiguo Museo Nacional de Antropología, donde ahora está el Museo Nacional de las Culturas. Después de algunos estudios en el extranjero que hizo gracias a una beca, dirigió un equipo de donde apareció el diseño de Ramírez Vázquez, para la creación del MNA en el cual participaron Mario Vázquez, Jorge Angulo, Alfonso Sotosoria, Francisco González Rul y María Teresa Dávalos; un gran proyecto arquitectónico.
Felipe Lacouture y Fornelli nació en la Ciudad de México, pero a los días ya vivía en Río Blanco, Veracruz. La familia del museólogo fue fundadora de esta ciudad. Lacouture se educó en Francia y al volver se casó con Josefina Dahl. Ingresó a Arquitectura en la UNAM en 1947 con los maestros José Villagrán, teórico del funcionalismo mexicano, con el arquitecto Del Moral, Mario Pani, y con el historiador Carlos Lazo.
Lacouture tenía una inclinación hacia las Artes Visuales, por lo que posteriormente hizo la maestría en esta rama. Realizó estudios en historia del arte para no ser calificado de autodidacta obteniendo la validez necesaria. Fue docente tanto en la UNAM como en la Universidad Iberoamericana.
En 1964 comenzó con su carrera en museos siendo nombrado director del Museo de Arte e Historia de Ciudad Juárez. Lacouture también realizó algunos estudios de museografía en Estados Unidos, de la misma manera de cómo lo habían hecho Miguel Covarrubias, Enrique Yáñez y Fernando Gamboa. Luis Ortiz Macedo, fue, se podría decir, su padrino profesional, y gracias a él ingresó a las grandes ligas de museos, con el puesto de jefe del Departamento de Museos Regionales del INAH.
Entre Gamboa y Lacouture hubo una especie de desencuentro y competencia. Frente a “lo decorativo” de Gamboa, Lacouture convoca a un equipo que en lugar de hacer un manejo protagónico de luces, objetos y espacios, prefiere dar énfasis a lo que se puede comunicar.
En 1976 Lacouture es elegido director del Museo Nacional de Historia, hasta 1982. Destaca en su trayectoria como docente, en Centro y Sudamérica, formando toda una generación de técnicos de museografía. También realizó una fuerte labor de preservación con la obra de Siqueiros. A finales de su vida, en 1995 fundó el Centro de Documentación Museológica dentro del INAH, hasta que murió a los 75 años de edad.
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