Culhuacán, una solemne zona marcada por la historia de Tenochtitlán

El pueblo de Culhuacán es uno de los doce pueblos de la delegación de Iztapalapa.

 

Como la mayor parte de los nombres de los lugares de México, Culhuacán es un topónimo que deriva del náhuatl. Quiere decir el “lugar de los que adoran Coltzin”, quien era el dios patrón de la tribu de los colhuas.

Ellos fueron los fundadores de esta región, se trataba de un grupo de nómadas que venían del norte y que hablaban náhuatl. Para el siglo VII, llegaron al pie del Cerro de la Estrella y establecieron allí su capital. Al igual que los tepanecas de Azcapotzalco, los habitantes de esta zona ejercieron su hegemonía sobre el Valle de México.

Sin embargo, en el siglo XIII, los mexicas invadieron Culhuacán. Y el resultado de emparentar con los colhuas nobles, en 1376 nació un príncipe llamado Acamapichtli, quien se convirtió en el primer Tlatoani mexica originario de Culhuacán. Este importante suceso abrió el paso de la dinastía de tlatoanis y reyes mexicas.

 

 

Durante el periodo colonial, Culhuacán se unió a los demás barrios de las afueras de Tenochtitlán y se convirtió en un poblado pequeño cuya única tarea era llevar productos a la capital a través del Canal de la Viga. Casi todos los pobladores de este pueblo se dedicaban a la agricultura de chinampas y cerámica.

Las haciendas españolas de la región se apoderaron de todos los sembradíos de Culhuacán en el siglo XIX. Y cuando se presentaron los movimientos revolucionarios, los habitantes de Culhuacán no dudaron en unirse a Emiliano Zapata para recuperar sus tierras.

 

 

Todavía a principios del siglo XX, esta población aún era rural. La economía de Culhuacán se basaba en el sistema de las chinampas, los productos que más salían de esta actividad eran hortalizas y toda clase de flores. Por otro lado, se explotaban algunas canteras de la zona. Lamentablemente, las últimas chinampas de Culhuacán fueron disminuyendo y terminaron por desaparecer.

 

 

Hoy por hoy, uno de los lugares con más tradición es el Ex Convento de Culhuacán. Se trata de un edificio fundado en 1607 que ahora funciona como museo. Aquí se encuentran las ruinas del primer molino hecho en la Nueva España, el cual sirvió como medio para facilitar la evangelización de los nativos.

Desde que se fundó, Culhuacán ha sido un centro de influencia para los pueblos de la cuenca lacustre de lo que hoy es la Ciudad de México. Es realmente un lugar lleno de tradición y cultura que hace recordar a la época prehispánica de nuestra historia.

 

 

 

 

 

 

 

 


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