La imponente y secreta Christ Church de Carlos Mijares Bracho

Carlos Mijares Bracho fue un arquitecto discreto aunque reconocido por un grupo de fervientes admiradores y alumnos.

 

Su obra desde el inicio encontró en el ladrillo el material idóneo para desplegarse y crear su sello distintivo. Fue un profesor ejemplar y lucido. Durante una década dio clases en la Universidad Iberoamericana y desde 1954 hasta su muerte ocurrida en marzo de 2015, guío el Taller Experimental de Composición Arquitectónica de la UNAM, del que fue fundador.

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Aunque Mijares Bracho logró construir apreciables fábricas y casas, fueron sus templos religiosos, donde desarrolló más plenamente sus ideas arquitectónicas. En Michoacán construyó diversos templos de techos, bóvedas y arcos deslumbrantes, donde la luz se convirtió en un material más de construcción. Trabajó siempre colaborando con personas de las comunidades donde levantó sus edificios. En este sentido, los maestros constructores fueron algo más que aliados para llevar acabo su arquitectura.

Por otro lado, el arquitecto mexicano, colaboró también con artistas plásticos como Mathias Goeritz y Carlos Mérida. Para la fábrica de Bujías Champion, ubicada en la colonia Industrial Vallejo, solicitó a Mérida un mural de azulejos que estuvo ahí durante muchos años hasta que fuera donado a la UNAM y colocado en la avenida Insurgentes Sur, a la altura del Centro Cultural Universitario.

 La Christ Church de Carlos Mijares Bracho es una iglesia anglicana imponente y secreta al mismo tiempo, localizada en la calle de Montes Escandinavos, esquina con Sierra Madre en la colonia Lomas de Chapultepec. Se construyó entre 1988 y 1990. Es sin duda uno de las edificaciones más notables de la Ciudad de México. La construcción de primera instancia sorprende por su rara geometría. Si nos alejamos el edificio se enflaquece y alarga hacia al cielo, si nos acercamos, el edificio gana gravedad.

En la Christ Church nuevamente la luz juega un papel esencial. Al interior todo es pura transparencia. El ladrillo, material sencillo, le va bien al despojamiento protestante, otorga por otro lado a los espacios que se elevan como flechas en arcos de ojiva, una calidez que es casi un abrazo.

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