Pulmones, espacios de reflexión, descanso y recreación, los parques y áreas verdes dentro de las grandes ciudades son tesoros que usualmente pasan inadvertidos. Entre las muchas áreas verdes dentro de la Ciudad de México, se encuentra el Bosque de Tlalpan, un área natural protegida al sur de la ciudad que mide alrededor de 252 hectáreas e integra algunas zonas de bosque natural, y otras de viveros que se hicieron en el siglo XX.
Para apreciar el Bosque de Tlalpan como lo que es, primero es necesario pensar en la paradoja que resulta de la existencia de un bosque dentro de una de las metrópolis más grandes del mundo… Pocos saben, por ejemplo, que dentro de este bosque aún es posible encontrar algunos restos arqueológicos de la antigua ciudad de Cuicuilco y que, hace muchos años, el área pertenecía a la Fábrica de Papel Loreto y Peña Pobre, que se abrió a mediados del siglo XIX.
El Bosque de Tlalpan como área recreativa se inauguró en 1970 después de que, en 1968, el Gobierno del Distrito Federal las compró para hacer un zoológico que fungió como tal hasta finales de década de los ochenta. Además de producir grandes cantidades de oxígeno para la ciudad, este terreno de suelo volcánico se considera una reserva muy importante en términos biológicos, pues es el hogar de más de 200 especies de plantas y más de 130 especies animales, algunas de ellas endémicas y amenazadas.
El bosque de Tlalpan es visitado, mayormente, por corredores, pero ofrece diversos espacios recreativos, recorridos guiados, cursos y actividades ecológicas, además de una casa de cultura. Sin duda, se trata de un valioso espacio que cualquier amante de las áreas verdes debería visitar.
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