Homenaje y reconocimiento busca promover el Memorial a las víctimas de violencia en México.
En un terreno del Bosque de Chapultepec, a un costado del Campo Marte, se construyó en 2013 el Memorial a las víctimas de la violencia en México. El despacho de arquitectura Gaeta-Springall fue el encargado del proyecto. Los arquitectos respetaron la forma del terreno, por lo que la construcción fue también respetuosa con los árboles que ahí crecieron a lo largo de años.
El memorial es una pieza arquitectónica que busca por un lado, recodar un hecho y por otro, dar un reconocimiento. Para conseguir esto, el lugar, se intervino con grandes muros de acero que horizontal o verticalmente dibujan un paisaje. La distancia entre estos muros tiene largos vacíos, dando la sensación de un ritmo suave y armónico. Hay un recorrido que puede hacerse desde la avenida del Paseo de la Reforma hacia el Periférico. Sin embargo, el Memorial, al ser un espacio abierto, puede abordarse desde cualquier ángulo.
Los muros de acero oxidado, que recuerdan las esculturas monumentales del artista norteamericano Richard Serra, tienen una triple finalidad: crear un paisaje, dar un mensaje (cada una de ellas lleva alguna cita de escritores, políticos o intelectuales de la historia y del mundo entero), y finalmente resguardar los nombres de algunas de las muchas víctimas que murieron violentamente en nuestro país en los últimos años.
Entonces, si uno camina desde Paseo de la Reforma puede leer por ejemplo, una frase de Apuleyo: “Uno a uno, todos somos mortales, juntos, somos eternos.” O esta otra de Martin Luther King: “La oscuridad no puede deshacer la oscuridad; únicamente la luz puede hacerlo. El odio nunca puede terminar el odio; únicamente el amor puede hacerlo.” O una más de Geroge Bernard Shaw: “Unos juzgan las cosas como son y se preguntan ¿por qué? Yo sueño las que nunca han sido y me pregunto ¿por qué no?”. O aún esta otra de Rainer Maria Rilke: “Convierte tu muro en un peldaño.”
A mitad del recorrido, entre árboles, pasto, sendero de concreto, rejillas sobre canales de agua, algunas de las láminas de hierro oxidado, salvaguardan las placas con los nombres de seres humanos, de mexicanos, que murieron siendo víctimas de la delincuencia y la violencia. Este es un grave problema de México y el Memorial, busca de un modo positivo, sobrio y estético: “Que el recuerdo eterno de nuestras víctimas sea la esperanza que nos impulse a luchar por un México mejor.”, como dice una de las placas del conjunto arquitectónico.
El Memorial a las víctimas de la violencia es un espacio público que por lo mismo es de todos. Es también un espacio de paz, respetuoso de la naturaleza, que con fortuna se opone a la violencia. Quizá, su único inconveniente es que para el peatón, si no se lo propone, es difícil disfrutarlo.
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