Frida Kahlo, a los ojos del mundo, es considerada un símbolo del feminismo a la mexicana. Su imagen folclórica, apreciada y menospreciada, está empapada de una radical sensibilidad que ha inspirado a muchas otras mujeres en sus proyectos y maneras de vivir. Su personalidad de fémina empoderante –aunque también inevitablemente surrealista–, nos deja entender porqué ella, un símbolo del arte nacional del siglo XX, se recuerda hoy bajo indefinidas exposiciones que elogian su onírico arte plástico, su historia, su coraje creativo, sus moños, sus chales, su encantador jardín de inspiración, su voluntad radicalmente femenina, su poesía entre México –sus sueños–, y su colorido tormento.
Sumándose a la fila de los efervescentes elogios que manifiestan el amor por Frida, el pasado día de la mujer la galería londinense The East End Print Shops y su curadora, Helen Edwards, decidieron montar una exposición en la que el rostro y cualidades peculiares de Frida se diluyen entre la creatividad de artistas de todo el mundo:
“Frida fue una musa y triunfó contra la adversidad después de su accidente. Cuando buscamos en internet, nos dimos cuenta de que muchas artistas ya estaban dibujando o pintando Fridas, y recibimos trabajos de todo el mundo… Es como un ícono feminista, eso es lo que le gusta a la gente. Es una mujer fuerte y estuvo muy adelantada a su tiempo, por ser una musa y por experimentar”, advierte la curadora de la muestra.
A través de 50 obras, Londres se encuentra aún exponiendo un exorbitante híbrido de estilos pictóricos, tales como dibujos, mosaicos, arte callejero, pinturas, grabados y también un collage, en el que una escuela local participó con la elaboración de tres de ellos. Aquí algunas de ellas:
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