Foto: proceso.com.mx
Francisco Toledo es, para muchos, el artista contemporáneo más importante de México. Esta premisa se fundamenta con algunos de sus roles sociales, pues además de un excepcional artista plástico, también es un activista activo, un promotor de la cultura mexicana y un ambientalista dedicado.
Nacido en Juchitán, Oaxaca, la vida de Toledo ha estado cargada de influencias multifacéticas que van desde William Blake hasta Franz Kafka y del alimento más mexicano, el maíz, hasta la figura de un pulpo –con el que se identifica porque ambos usan tinta y poseen tentáculos que les permiten hacer varias cosas a la vez.
Entre esculturas, pinturas, dibujos, cerámicas y grabados, la obra de Toledo es fantástica y algunas veces monstruosa. Encuentra su estética en seres que socialmente no serían el estereotipo de la belleza, tales como los murciélagos, monos, sapos, insectos y un puñado más de criaturas antropomórficas que se ha permitido imaginar y crear.
Si bien su arte ilusorio es singular y extravagante, las temáticas no dejan de ser un referente para elogiarse. Por ejemplo, su Informe para una Academia de Franz Kafka –una serie de 40 grabados que refieren a la obra y vida de este autor– nos relatan la historia de personajes que sufren metamorfosis, como el mono que se transforma en humano para sobrevivir –mismo en el que habría de reflejarse el mismo Toledo, pues considera que a su cultura zapoteca se le ha transformado al paso de los occidentales.
Otra de sus más notables obras es la que inmiscuye alrededor de 100 esculturas de cerámica en color rojo, Francisco Toledo. Duelo, una exposición que recientemente acogió el Museo de Arte Moderno y que vivifica los sentimientos en torno a los muertos de Ayotzinapa, Tlataya y otros sitios de México donde quizá en este instante esté ocurriendo un asesinato. Para Francisco Toledo, la expresión artística sirve también para contribuir a la justicia.
Toledo también es conocido por su aportación a la conservación del patrimonio artístico mexicano y por germinar numerosas instituciones en torno al arte y la cultura. Ha fundado, por ejemplo, el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO), la Casa de Cultura de Juchitán, Biblioteca para Invidentes Jorge Luis Borges, el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca, el Taller Arte Papel Oaxaca, el Centro de Artes de San Agustín, el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo, el Cine Club, el Jardín Etnobotánico, la Fonoteca Eduardo Mata, la Biblioteca Francisco de Burgoa, la editorial Ediciones Toledo y las revistas Guchachi Reza (Iguana Rajada) y Alcaraván.
Desde su participación, en 1974, en la Coalición Obrera Campesina Estudiantil del Istmo (COCEI) se ha visto intrincado en organizaciones de corte político, como el movimiento social y político de izquierda, la mítica “tamaliza” en el Centro de Oaxaca, en protesta para sacar a la transnacional McDonald’s de la zona y el ya conocido Pro-Oax (Patronato Pro Defensa y Conservación del Patrimonio Cultural y Natural del Estado de Oaxaca) mismo del que es presidente.
Francisco Toledo es un mexicano muy singular; –admirable–, que recuerda a los grandes pintores mexicanos del siglo XX; Rufino Tamayo y David Alfaro Siqueiros a manera de ejemplo, esos que a su manera, develaron el espíritu contestatario de México, un país que constantemente lucha por renacer de las cenizas su propia cultura eterna.
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