El Bosque de Chapultepec ha sido el más grande testigo del progreso por el que ha pasado la Ciudad de México.
Lo que solía ser un bosque sagrado y ahora es el parque más grande de América Latina, ha sido el fiel testigo de la historia de la Ciudad de México. El Bosque de Chapultepec es mucho más que un espacio recreativo repleto de árboles y plantas, se trata de una zona de la ciudad que desde hace miles de años ha permeado la identidad de la capital mexicana.
Es este el lugar que vio numerosos momentos históricos fundamentales de la historia y tradición del país. Desde la época prehispánica hasta nuestros días, el Bosque de Chapultepec se ha transformado en la pieza clave del rompecabezas que arma la esencia de la Ciudad de México.
Nezahualcóyotl y Moctezuma fueron los primeros en nutrir y embellecer el bosque. Ambos llevaron a cabo importantes obras, de las cuales destacó un acueducto que se encargaba de dotar de agua a la ciudad de Tenochtitlán. Ellos fueron los responsables de la plantación de los árboles ahuehuetes, de los cuales hoy quedan algunos. Con otras plantas de diversas regiones se construyó también un jardín botánico. Por otro lado, ordenaron la construcción de baños, cuya función era espiritual.
Con la caída de México- Tenochtitlán en 1521 es cuando comienza la invasión del bosque. Hernán Cortés se apropia de Chapultepec y es hasta 1530 que por cédula real se otorga el Bosque a la ciudad como lugar de recreo para los habitantes de la nueva sociedad.
Cabe mencionar que el Bosque de Chapultepec siempre fue motivo de veneración para los mexicanos. Varios cronistas escribieron sobre el lugar. “Era un santuario de la máxima importancia para los mexicanos”, narraba Fray Diego de Durán. “Tenían los mexicanos al bosque por cosa deífica, lo limpiaban y lo podaban de ordinario y con sumo cuidado”, contaba Juan de Torquemada.
En 1785 se da inicio a las construcciones del Palacio Virreinal, por orden del Virrey Bernardo de Gálvez con motivo de una residencia de descanso.
Cuando estalla la Independencia, el castillo estuvo abandonado. Fue hasta 1843 que se vuelve la sede del Colegio Militar. Y durante la Guerra de Intervención Norteamericana de 1847, el Castillo de Chapultepec fue escenario de la defensa heroica de los cadetes del colegio.
Más tarde, durante la época imperial, se llevaron a cabo algunas reformas y de 1864 a 1867 el castillo se volvió el hogar de Maximiliano y su esposa, Carlota.
Durante la presidencia de Porfirio Díaz se ordenan modificaciones importantes. El castillo regresa a ser la residencia del Colegio Militar, y el Alcázar se utiliza como casa presidencial. Pero en 1939, el Presidente Lázaro Cárdenas cede la majestuosa edificación al pueblo de México y se convierte en el Museo Nacional de Historia.
En 1960, se concibió el criterio de que si la gente no iba a los museos, entonces había que levantarlos en lugares a donde fuera la gente. Por este motivo, además de que el Bosque de Chapultepec es el pulmón más importante de la ciudad, es también el corazón cultural de la misma. Siete de los más importantes museos del país se encuentran aquí.
Hoy por hoy, aunque el Bosque de Chapultepec no se ha mantenido incólume a lo largo de los años, sí se constituye como el parque urbano más antiguo de América, y uno de los que cuenta con más historia y tradición en el mundo.
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