Durante la Conquista y la Colonización española, México-Tenochtitlán se fue vaciando cada vez más de sus recursos naturales, creencias y cosmovisiones. Entre las riquezas materiales que la comunidad autónoma de Castilla, y que actualmente se encuentran resguardadas por el Vaticano como un pago por el apoyo al reino español, fue el oro. No obstante, ¿realmente cuál era el simbolismo del oro para el mundo mexica?
De acuerdo con su libro Los señores del oro. Producción, circulación y consumo de oro entre los mexicas, Oscar Moisés Torres Montúfar el oro era un símbolo de estatus de la que gozaba la clase gobernante. A través de una investigación de más de tres años de duración, el autor descubrió que el metal llegaba a México-Tenochtitlán como tributo y comercio destinado a los altos gobernantes.
Sólo el huey tlatoani, el gran señor, podría mostrar su estatus al usar una diadema, narigueras, orejeras, brazaletes y colgantes de oro, piedras y plumas preciosas. Todos estos artefactos no sólo eran símbolos de nobleza y jerarquía, también un sello de alianzas y acuerdos tanto políticos como diplomáticos. Inclusive, según la crónica de Bernal Díaz del Castillo, durante la llegada de los españoles, Moctezuma Xocoyotzin remitió una gran cantidad de regalos de oro al ejército de Hernán Cortés y sus compinches indígenas como una manera de sellas esa alianza…
Torres Montúfar, investigador de El Colegio de México y ganador del Premio INAH 2015, reitera que los centros de extracción de oro se ubicaban en lo que actualmente se delimita como Guerrero, Oaxaca y Chiapas. Estas fueron poblaciones conquistadas por los mexicas, por lo que se les exigía periódicamente el suministro de materias primeras, como telas de algodón, plumas preciosas y oro en polvo, cañutos de pluma o barras.
Sin embargo, y contrario de lo que se cree, “en Tenochtitlán no hubo gran cantidad de oro, como en otros sitios prehispánicos de Sudamérica”. Esta escasez, de acuerdo con una de las hipótesis del libro, fue un factor histórico: “Si el oro hubiera sido una materia prima abundante no habría sido valioso, al haber estado al alcance de un gran núcleo de población”.
Esto atribuyó a creer que tanto la elaboración como el consumo de objetos manufacturados con oro existían sólo con la intención de exhibir superioridad. Como si de pronto todo el trabajo artesanal del oro formara, intrínsecamente, parte de la cosmovisión nahua. Y es que, el control del oro por los mexicas fue la capaz de consolidar a México-Tenochtitlán como potencia política, económica y social que reafirmaron la hegemonía de este pueblo sobre esta región Mesoamericana.
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