Beatriz Zamora: la alquimia de pintar con negro

“Quien conoce el blanco pero permanece en el negro conoce la medida del universo”

 -Lao Tsé

Con una intensa paleta de grises –y hasta podría decirse que grises brillantes–, Beatriz Zamora ha creado peculiares obras a partir de un solo pigmento: el negro.

Decir que el negro es un color podría ser una paradoja aparente, y tal vez una de las más hermosas, si logramos percibir que éste invoca algo de misterio. La palabra misma nos remite a un origen incierto (del latín nĭger, nĭgra, nĭgrum, o “de origen incierto”) y tal vez más evidente al color de la noche (del indoeuropeo nekw–t–, o “noche”).

Al negro lo hemos asimilado tantas veces con el color del cielo y el universo, y pocas veces con el pigmento telúrico de nuestro propio espacio, por ejemplo de cierta arena del mar que despliega este tono gracias a sus íntimos minerales oscuros.

Las obras de Zamora, sin más ni menos, rumian en este negro encontrado en la tierra. En materiales como el carburo de silicio, la obsidiana, el cuarzo negro, la hematita y el carbón mineral. A partir de estos ingredientes –y casi desde un proceso arte-alquímico– Zamora ha logrado conjurar alrededor de 2 mil piezas oscuras entre las que se encuentran pinturas y obras plásticas a gran escala.  

Cada una de sus piezas desborda texturas brillantes sobre la oscuridad máxima, al mismo tiempo que se desdoblan en un lienzo de abstracción y metáfora continua

Beatriz Zamora-7El negro de Beatriz Zamora, según se dice, es una celebración de la vida. Parafraseándole, el negro lo es todo porque contiene la nada; es el origen de la vida: 

Estos materiales que tienen más de 5 mil millones de años son el origen de la prehistoria, y ese es el negro del humo que es la base de toda la obra y viene del petróleo que tiene no sé cuántos años. Todos estos materiales, todo, son materiales prehistóricos.

El negro en las obras de Zamora explican más de una metáfora. Explican por qué nosotros somos negro. Por qué la oscuridad, cual universo, está en lo más profundo del ser; por qué es nada y a la vez infinito. Por qué el negro es universo y universo también es el humano –los hermosos minerales en sus obras habitan en la tierra, en el hombre y en el cosmos–. Por qué el negro es vida –que alude a un mito de la creación similar al del inframundo, que nos dice que la vida proviene de la semilla enterrada bajo oscuridad– y, finalmente, a pesar de serlo todo, por qué el negro es tan inexplicable –como la materia y energía oscura, cuyo peso ocupa una cantidad en el universo, sin embargo no puede medirse y nadie ha podido entenderla jamás.

Con una carrera de 50 años y más de ochenta de vida, Zamora sigue creando. Y a pesar de los tristes episodios por los que ha tenido que pasar a lo largo de su trayectoria artística, no deja de pensar en el negro como su propia salvación de vida: “El arte es la vida, sin el arte me muero, es todo”.

Tal vez la obra de Beatriz Zamora hoy no lo sea todo. Tal vez y, como una preciosa metáfora del negro –de su raíz griega melan que ha dado origen a palabras como melancolía–, su arte esté destinada a guardarse en un oscuridad ignorada. En la oscuridad de una época poco entregada a los matices oscuros. Oscuridad donde se dice, se encuentra la medida del universo.  

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Twitter de la autora: @surrealindeath


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