Antiguas vecindades, calles angostas y callejones repletos de historias, este es el ambiente en el barrio de Santa Julia, entre la colonia Tlaxpana y Anáhuac. Sus orígenes se remontan a la época de la conquista de Tenochtitlán, siendo terrenos de los señores del Antiguo Pueblo de Tacuba. Pero a la llegada de Cortés y descubrir “el lugar donde se barre” –Tlaxpana–, él dio lugar a la huerta de Santo Tomás, una capilla y el Hospital de San Lázaro –el primer leprosorio de la Nueva España–.
Eventualmente en el Barrio de Santa Julia nació la Hacienda de la Ascensión de Cristo Nuestro Amor. En el siglo XVI, se construyó un acueducto de 900 arcos para traer agua de Santa Fe., el cual pasaba por el Bosque de Chapultepec, doblando en lo que actualmente se conoce como La Tlaxpana. Sin embargo, no fue si no hasta finales del siglo XIX que se conformó una sociedad con el objetivo de fraccionar la finca y convertirla en un espacio habitacional con calles y avenidas. Así, en 1902, nació la colonia Santa Julia –eventualmente llamada Anáhuac–, la cual llevaría los nombres de dioses y personajes importantes de los aztecas; tales como Tláloc, Axáyacatl y Tonantzin.
Cabe mencionarse que un personaje famoso de este barrio fue Jesús Negrete Medina, el famoso “Tigre de Santa Julia”, un ladrón que, similar a Robin Hood, robaba a los ricos para ayudar a los pobres. Se dice incluso que obtuvo el apodo de “tigre” por haber acabado con dos gendarmes que casi lo atrapan. Y ahora, como una evocación al personaje, ahora por la zona dicen “lo agarraron como al Tigre de Santa Julia”.
Si bien en la actualidad, la colonia Anáhuac está integrada por varias unidades habitacionales, casas de planta, escuelas, fábricas y algunos talleres, uno de los mayores atractivos de la zona es el Templo del Divino Rostro. Se trata de una iglesia con un admirable estilo neogótico con arcos ojivales, vitrales multicolores y torres puntiagudas. De acuerdo con la revista México Desconocido, en su interior se hayan bóvedas nevadas, con un arco ojival enmarcado por dos arcos menores que conforman el altar principal.
Inclusive hay un lambrín con arcada la que decora la parte inferior de sus muros laterales, junto con los vitrales de colores. Este sitio está abierto a visitas sin necesidad de asistir a misa o presenciar las oraciones del Santísimo los jueves a partir de las 5 de la tarde. Ahí, en frente de la marisquería más reconocida de la ciudad de México, el Canto de las Sirenas, el agua bendita pretende aliviar el alma de cualquier persona que quiera entrar a este templo.
Más adelante, una cuadra después, se halla el Mercado de Santa Julia, el cual se divide entre la sección de ropa y de alimentos. Inclusive, si se sigue por la avenida de Axayácatl, se llegará a la calle de Laguna de Guzmán, hay un pequeño tianguis en donde se ofrecen herramientas, libros y artículos usados. En caso que se busques más comercios, en la calle Laguna de Términos, hay carbonerías, vidrierías, talleres, abarrotes y tianguis de frutas y verduras.
Caminando al corazón de la colonia, en las calles Lago de Chalco y Laguna del Carmen, se encuentra un conjunto de comercios bajo las fachadas de casonas antiguas de 1910; así como, en la calle Colegio Salesiano, la Parroquia de María Auxiliadora, otra estructura de esto neogótico que destaca por una balaustrada y un par de imponentes torres de campanario de forma pontiaguda.
Este proyecto se realizó en 1893 por el arquitecto José Hilario Elguero, sin embargo su construcción se prolongó más allá de la Revolución Mexicana (1910) y la Guerra Cristera (1926-1929). Hay quienes se dejan llevar por los hipnotizantes vitrales policromos de muros laterales y un altar precedido por la Virgen y el Niño Jesús cobijados por un baldaquino de estilo neogótico realizado en mármol.
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