El primer museo del mundo en enfocarse a las pinturas en acuarela es mexicano y se encuentra en la Ciudad de México.
“Todas las personas que hay en mí, esos Guatis Rojos que dicen que soy, coinciden afortunadamente en uno solo: mi amor por México y mi amor por la dignificación del arte. Jamás he traicionado mis principios ni he defraudado a quienes creyeron en mí.” – Alfredo Guati Rojo.
Los antecedentes del Museo Nacional de Acuarela Alfredo Guati Rojo se remontan a 1930, año en el cual el artista comenzó con sus estudios de arte en la Academia de San Carlos. 10 años más tarde, el creativo optó por realizar una maestría, y fue durante ésta que desarrolló un especial interés por la pintura con acuarela.
Al graduarse, Guati Rojo empezó a impartir cursos a gente que se interesaba por el arte. Pero nunca lo hizo de manera muy formal, simplemente los instruía con técnicas y estilos. El predio donde realizaba estas actividades terminó por convertirse en un edificio que rebosaba con expresiones artísticas, pues además de las artes plásticas, aquí se llevaban a cabo cursos y talleres sobre moda, cerámica y muebles.
Para la época de 1950, la acuarela fue tomando popularidad entre los artistas de México. Sin embargo, muchos dueños de galerías se negaban a exponer las obras, ya que éstas compartían similitudes con las pinturas de óleo, y no querían mostrar piezas del mismo carácter en las paredes de sus negocios.
Finalmente, se reconoció como técnica que requería habilidades particulares. De esta corriente, destacan en nuestro país artistas como Ricardo Sierra, Carmen Jiménez, Vicente Mendiola, Ignacio Barrios y Edgardo Coghlan.
Para 1964, Guati Rojo organizó una exposición de pinturas en acuarela en un edificio ubicado en la Colonia Roma. A este evento lo llamó Salón Anual de Acuarela. Esta clase de exhibiciones gustaron en el público. Tres años más tarde, el recinto tomó por nombre “Salón Nacional de Acuarela” y fungió como una ventana para que los artistas especializados en esta técnica pudieran no sólo dar a conocer sus obras, sino también venderlas.
Alfredo Guati Rojo y su esposa se dedicaron a coleccionar acuarelas, tanto de artistas internacionales como de algunos compañeros y alumnos del pintor. Con una colección de 300 pinturas, decidieron crear una sociedad privada con el fin de crear un museo formal de acuarela. Recaudaron fondos con obras de teatro y conciertos, y finalmente se construyó el Museo Nacional de la Acuarela.
Lamentablemente, la edificación se derribó en el terremoto del ’85, y dos años más tarde el gobierno adquirió una casa en Coyoacán que pronto donaría para el museo. Actualmente es en esa locación donde se mantiene incólume el Museo Nacional de Acuarela Alfredo Guati Rojo.
Con donaciones privadas, obras del mismo pintor y otras acuarelas de artistas nacionales, el lugar quedó repleto de bellas pinturas que hasta hoy se pueden apreciar. Con la premisa de rescatar y promover la acuarela en México, este museo exhibe en su colección permanente obras que datan desde la época prehispánica hasta la actualidad. Es el primero de su tipo en todo el mundo y vale la pena ir a conocerlo para descubrir el asombroso trabajo de los acuarelistas mexicanos.
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