Robusto, tenaz y versátil, el Santo, aquel enmascarado de plata, combatió psicópatas asesinos, monstruos del espacio, maléficas hechiceras, gángsters internacionales, mujeres-vampiro, momias sedientas de venganza, científicos enloquecidos o contra todos a la vez. Buscó el triunfo de la ley y la justicia, y eso lo llevó a convertirse en una de las figuras más predominantes tanto en el cine de oro mexicano como en la cultura de la lucha libre tanto en el país como en el mundo.
A diferencia de sus compañeros, como Mano Negra, Fishman, Rosy Moreno o El Fantasma, este personaje de la lucha libre creó una leyenda difícil de superar. Todo inició en 1934, en un ring del barrio bravo de Tepito, cuando se presentó Rodolfo Guzmán Huerta como el Hombre Rojo, Enmascarado, Murciélago II y eventualmente como Demonio Negro; aunque no fue sino hasta casi diez años después que debutó en la Arena México con el nombre de El Santo, como sugerencia de su entrenador Jesús Lomelí, quien pretendía armar un equipo de luchadores en donde todos usaran vestimentas plateadas. Al principio, luchador enmascarado formaba parte del bando de los duros; después, de los técnicos.
Desde entonces, la fama del luchador creció –exponencialmente–, al grado de rendirle homenaje a través de una tira cómica que terminaría siendo impresa semanalmente en papel sepia. A cargo del dibujante y editor José Guadalupe Cruz, la historieta llegó a vender semanalmente hasta un millón de ejemplares. Eventualmente, en 1958, El Santo debutó en el cine con las películas de Santo contra el cerebro del malo, Santo contra hombres infernales, las cuales fueron filmadas en Cuba y producidas por los hermanos Rodríguez. No obstante, al haberse hecho con un bajo presupuesto y producción deficiente, no fueron tan famosas como se pensaban.
Por decirlo de alguna manera, la leyenda de el Santo comenzó en 1961, con el film Santo contra los zombies. A partir de entonces, el enmascarado se encargó de atacar a todo tipo de villanos en numerosos escenarios; desde zonas arqueológicas, ciudades cosmopolitas hasta el viejo oeste. Y en cada una de esas aventuras, el enmascarado plateado siempre estuvo acompañado de mujeres sumamente atractivas: temibles adversarias, como Ofelia Montesco y Lorena Velázquez en Santo vs. las mujeres vampiro; Maura Monti y Eva Norvind de Santo contra la invasión de los marcianos, Amedée Chabot en El tesoro de Moctezuma o la polémica Meche Carreño de El barón Brákola –la cual fue editada “para público adulto” internacional, conquistando los mercados de España, Francia y EE.UU.–. La popularidad del Santo no vino del desnudo ni del sexo que abarcaban en la pantalla grande, sino la gran seriedad con que el protagonista realizaba el papel de superhéroe.
Eventualmente, específicamente en 1978, el enmascarado de plata comenzó a perder su popularidad cuando los productores de cine se concentraron en el cine fronterizo y cine de ficheras. Esto, acompañado al hecho que el héroe de las mil batallas superaba ya los 70 años de edad, provocó que el Santo realizó su última acrobacia fílmica en La furia de los karatecas (1982).
Dos años después, en 1984, el Santo falleció por un infarto en el miocardio, y con él, el cine de luchadores. Si bien las parodias, alusiones y homenajes trataron de revivir el esplendor de este tipo de cine, la realidad es que no lograron adaptarse a la constante evolución de la cultura mexicana en plena década de los 80 y 90.
Hasta ahora, que el Gobierno de la ciudad de México quiere rendirle homenaje a El Santo a 100 años de su natalicio a través de las siguientes actividades:
– La leyenda de El enmascarado de plata comenzará rondar por el metro de la CDMX. Mediante una ceremonia con el Hijo del Santo, mano Negra, Fishman, Rosy Moreno y El Fantasma, se dio a conocer la impresión de la máscara del Santo en los boletos del metro de la ciudad.
– La republicación del libro Santo, El Enmascarado de Plata de Olivarez Celiz y Lydia Gabriela. En este libro, aparece el luchador que electrizó a sus seguidores en la Arena Coliseo, y a la vez el hombre que “le gustaba el beisbol, amó a su mujer y adoró a sus hijos, fue devoto de la Virgen”. Aquí, el Santo aparece en su vida cotidiana: “una sucesión de pequeños actos que serían convencionales si no fueran ejecutados por un enmascarado que no prescinde de la máscara –su rostro verdadero, su identidad– ni para lavarse los dientes.”
– La exposición de El Santo, el enmascarado de plata en el Museo de El Santo. Se trata de una exposición permanente en honor a Rodolfo Guzmán Huerta, expuesto a través de máscaras, murales en grafiti, esculturas de tamaño original, objetos de acervo como fotografías, carteles y recortes de periódicos.
Dirección: Rodolfo Guzmán Huerta Santo El Enmascarado de Plata 108, Ferrocarrilera 2da Secc, Tulancingo, Hgo
Horarios: Días de la exposición: del 01 de enero de 2015 al 31 de diciembre de 2016. De martes a domingo , 09:00 – 19:00 hrs.
Entrada libre al público en general.
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