La Ciudad de México vive un proceso de reajuste en cuanto a sus medidas ambientales refiere. Tristemente nos vimos obligados por el mal camino, luego de que el pasado mes de Marzo se reportará la peor calidad del aire en el Valle de México de los últimos 14 años.
Pero los números rojos en la cantidad de polución que arrojan las fases de contingencia ambiental en la ciudad no son suficientes para que sus ciudadanos pongan un alto a los factores que están contaminando severamente el aire que respiran. Por ello es que el Centro de Estudios del Premio Nobel de Química Mexicano se ha dado a la tarea de idear una serie de propuestas para detener la contaminación, una de ellas es la implementación de operativos que se dediquen a localizar los autos que más contaminan.
La alternativa del Centro de Estudios sería parecida al operativo del alcoholímetro: “Nosotros proponemos que haya medidas como el alcoholímetro, sea quien sea, a quien pesque el alcoholímetro, se lo lleva. ¿Por qué no hacer una cosa parecida con los vehículos contaminantes?”, afirma el Dr. Mario Molina, ganador del premio novel de Química en dicha institución.
La posibilidad de esta iniciativa, si se me permite decir, carece de sentido en la medida en que se siga sosteniendo la verificación de autos. La solución, más bien, estaría en revisar las políticas con las que se manejan los verificentros de la ciudad (que deberían encargarse de nivelar el grado de contaminación de los autos) y sobre todo revisar si nuestro gobierno está implementando las campañas necesarias de consciencia ambiental. Pero finalmente, la solución está en nosotros, los ciudadanos.
Al respecto el Centro de Estudios añadió otras propuestas, como la posibilidad de un impuesto a los combustibles que recaudaría suficientes fondos como para mejorar el transporte público. Medidas impopulares, ha reconocido, pero “necesarias”. De acuerdo con el diario Reporte Jalisco, las siguientes son otras de las medidas que propone el Centro:
Reparto de transporte público con una mejor distribución. Esto es la creación de un transporte público masivo de pasajeros (metro y metrobus) más eficiente, extendido a 40 kilómetros por año para llegar a más zonas conurbanas. Por cierto que sustituir todas las unidades en circulación de estos medios de transporte valdría unos 20 millones de pesos.
Crear una Ciudad de México para peatones. Como bien sabemos, la capital mexicana no es una ciudad que ciertamente pueda caminarse –Alrededor de 5 millones de autos y 300 mil camiones con placas federales se deslizan por nuestras calles. Un par de zonas céntricas como mucho han logrado mimetizar las prácticas efectivas de urbanismo en ciudades donde el peatón es primero, tales como Amsterdam o Nueva York. La creación de más espacios públicos (no centros comerciales o pabellones de comercio que profesen el consumismo, simplemente espacios públicos y áreas verdes dedicados a la comunidad) es una de las principales opciones.
Regulación del transporte de carga. Una medida que incluso se implementó hace unos meses, cuando la ciudad de México se encontraba en Fase I de contingencia ambiental.
Expandir a la ciudad y no a sus pobladores. Esto a través de iniciativas que promuevan la consciencia, pero sobre todo a través de la mejora en la oferta educativa mexicana que hoy en día básicamente la lideran empresas privadas que ofrecen una calidad de estudio muy baja. Por otro lado, el Centro de estudios propone la expansión del transporte público, esto es que sea posible la cercanía con cada vez más viviendas, tanto de la Ciudad como del Estado de México. Pero además propone que en las delegaciones se fomente la peatonalidad y el uso de la bicicleta, no solo con campañas simbólicas, sino también con la reconstrucción de la distribución de los barrios. Porque, como advierte el organismo, una fracción considerable de las viviendas en la ciudad se encuentra en zonas con manzanas demasiado grandes.
Y finalmente;
Cambios en la verificación vehicular. Porque todos sabemos que las verificaciones no son sino una broma de la corrupción mexicana. “El sistema está rebasado por prácticas de corrupción inaceptables. Esto explica que se haya observado un incremento sustancial en el número de vehículos circulando diariamente que en muchos casos, además, generan altos niveles de emisiones”, advierte el Centro.
Si bien estas son solo algunas propuestas del Centro de Estudios del Premio Nobel de Química Mexicano (algunos diría, utópicas), conviene analizarlas a fondo y destacar una lluvia de ideas en torno a cómo podemos llevarlas a cabo, o alentar a las autoridades de cada localidad cedemexiquense para que las lleve a cabo. Al fin y al cabo, está en nuestras manos construir o destruir esta ciudad.
/Fotografía principal: Eduardo Loza / Cuarto Oscuro
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