Desde luego no hay mejor estado para pensar en sí que el propio silencio. Incluso en el ruido, el silencio interno se hace mas grande. A lo largo de la historia, innumerables personajes se han encargado de fabricar hipótesis sobre porqué las ausencias –como lo es el silencio– son una paradójica existencia.
Uno de los más célebres fue Pitágoras con su Música de las esferas. Advertía en aquél entonces que el silencio era un sonido, imperceptible para el oído humano pero fielmente presente en la naturaleza del cosmos; que el silencio, de hecho, era en realidad el sonido del cosmos o la vibración de los planetas, una incomparable armonía que sólo los más astutos podían escuchar (inmersos precisamente) en su silencio.
En un planeta donde el silencio es casi un lujo, su prioridad en cada urbe debería ser incluso obligada, ya que como cualquier saturación el ruido también puede ser contaminación. Por otro lado existen quienes creen encontrar el silencio dentro del ruido mismo –una alegoría quizá al constante escuchar de nuestro otro yo por encima del mundo.
En internet existe un peculiar proyecto que hoy se dedica a mapear los rincones del mundo que aguardan mayor silencio; Chatty Maps es el nombre de esta especie de atlas sonoro, el cual detalla a precisión los sonidos que predominan en distintas áreas de las urbes. Ciudades como Londres, Nueva York, Barcelona o Roma se encuentran en su mapa a manera de minimalistas trazos, reflejando según su color si en estos sitios existe mayor cantidad de sonido de transporte, de humanos, de música o de naturaleza.
De entrada se trata de un valioso proyecto que nos recuerda por qué el silencio –o ciertos sonidos en armonía con el silencio– resultan una necesidad de primer nivel. Y al final, ¿no es el silencio el que nos permite gozar del sonido?
Si bien la Ciudad de México aún no figura en el mapa, aquí te presentamos algunos sitios de la urbe que bien podrían ser los más silenciosos:
Callejones en Chimalistac, San Ángel
Hermosos senderos empedrados se encuentran –casi como laberintos– en el barrio mágico de Chimalistac, un sitio que todavía preserva su identidad colonial y ciertamente estilizada. A pesar de estar rodeado de varias avenidas grandes, este es uno de los espacios más silenciosos que puedes encontrar en la Ciudad de México, basta darte unos minutos para recorrer algunos de sus callejones para afirmarlo.
Jardín Biblioteca Vasconcelos
A pesar de que una Biblioteca debiera ser uno de los lugares más silenciosos de una ciudad, lo cierto es que la mayoría alberga, además de libros, cientos de actividades que no permiten el desarrollo de su silencio total. Sin embargo, en el jardín surrealista de la B Vasconcelos puedes hallar mucho silencio.
Sendero Escultórico
Un símbolo del silencio en el área de Ciudad Universitaria. Sus caminos poblados nada más que de esculturas históricas y abstractas te dotan del silencio necesario para pensar profundo unos minutos.
Parque Ejidal San Nicolás Totolapan
Es probablemente el bosque más solitario encontrado en la Ciudad de México. El Parque Ejidal San Nicolás se encuentra en la cima del cerro del Ajusco y a pesar de sus múltiples actividades dentro es casi imperceptible el sonido de alguna persona a varios metros. Prueba entre semana y encontrarás todavía más silencio.
Cima del Cerro de la Estrella
Una opción para el silencioso viajero que, inmerso en la ausencia de sonido, disfruta de los hermosos paisajes. Cabe destacar que en este sitio se encuentra una peculiar pirámide oculta.
Lagos y lagunas de Tláhuac
A diferencia de Xochimilco, en estos parajes solo encontrarás el sonido de las aves y el viento.
Las calles de la ciudad bajo la lluvia
Como anteriormente recordamos, existen ocasiones en que la saturación de un ruido –tal vez sutil– os regalan un poco de silencio. Y en este sentido, no hay lugar más silencioso que una calle bajo la tormenta.
Twitter de la autora @surrealindeath
/Fotografía principal: Jaen Madrid
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