Imagen principal: artishockrevista.com
En 1971, Linda Nochlin, historiadora del arte estadounidense, profesora universitaria y escritora, se preguntó por qué no existen grandiosas mujeres en el arte. Esta pregunta desencadenó una serie de malestares que muchísimas mujeres resentían a la hora de incursionar en el mundo laboral, artístico o inclusive científico. El resultado de esta cuestión fue la tesis de Mónica Mayer, Entre lo sagrado y lo profano se tejen rebeldías. Arte feminista latinoamericano (de 1970 a1990).
Esta tesis no sólo brindó una visión global del arte feminista en México, sino también cómo las mujeres artistas se han transformado a lo largo de las décadas –hasta resultar en las personas empoderadas que admiramos en la actualidad–.
Para esto, Mayer investigó la condición histórica, política, social y cultural de las mujeres en el mundo artístico. Fue así que descubrió que en México, las primeras artistas feministas aparecieron en la década de los 70, cuyos principios eran tanto la estética como el sentido de militancia política a partir del cuerpo. Es decir que estas primeras mujeres artistas feministas decidieron representar con su cuerpo sus experiencias como mujeres, y así materializar el arte con una perspectiva feminista.
El objetivo no era destituir la supremacía del hombre sobre la mujer, sino de reconstruir el orden social para que la segunda pudiera introducirse, empoderada, en el mundo artístico. En palabras de Mayer, esta corriente artística buscaba “deconstruir el cuerpo, que somos y tenemos, como reducto modelado por la visión patriarcal –de soporte y herramienta de las producciones y prácticas artísticas feministas– y desde ahí reconstruirlo y resignificarlo.” Y así buscar un papel bien determinado dentro de la cultura mexicana.
Pese a que el feminismo se ha reducido y malinterpretado como un movimiento “feminazi” que busca la supremacía de la mujer sobre el hombre, estas artistas feministas buscaron dotarse de poder, “de asumir el derecho de nombrar y describir sus perspectivas y tomar parte de una serie abierta, autoreflexiva y en el desarrollo de debates acerca de lo que significa ser mujeres en una cultura patriarcal”. Estas mujeres sólo buscaron métodos y herramientas para ser escuchadas, sin sentir vergüenza por ser mujeres, sin miedo a ser violentadas física, psicológica o sexualmente.
Una de las herramientas que usaron estas mujeres es el trabajar desde la cultura temas de la subjetividad, el cuerpo, la sexualidad y la práctica política feminista; e inclusive, desde la revaloración de la cultura popular a través del rescate de las artes tradicionales, de la ritualidad del mundo popular.
A lo largo de la historia de México, y la corriente feminista mexicana, han existido feministas que han abierto camino a las mujeres en el ámbito del arte en el país. Estas son algunas de ellas:
Sor Juana Inés de la Cruz.
Ella utilizó el poder de los versos para reivindicar los espacios públicos y los derechos a la educación y al conocimiento para las mujeres. Sor Juana rompió el esquema tradicional de la mujer de la época al defender su labor intelectual y reclamar los derechos de la mujer a la educación.
Rosario Castellanos.
Fue la poeta de la comunidad indígena y una de las figuras fundamentales de la cultura mexicana. La escritora habló sobre las injusticia de la comunidad indígena, de forma transversal con los problemas de la mujer mexicana. Fue autora de Balún Canán, El eterno femenino y Los convidados de agosto, quien ejerció un papel como promotora cultural, colaboradora, crítica literaria en medios de comunicación y revistas especializadas de México y EE.UU., profesora de las universidades de Wisconsin y Bloomington, y embajadora de México en Israel desde 1971 hasta su muerte.
Marta Lamas.
Es la fundadora del Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir para la formación de mujeres en perspectiva de género. Actualmente colabora en diferentes medios de comunicación como Proceso o El País, para promover la despenalización del aborto en México.
María de los Dolores Olmedo y Patiño Suárez.
Fue promotora cultural, Presidente del Comité Técnico del Fondo de Diego Rivera, instaurado por el Banco de México, y directora vitalicia de los museos Frida Kahlo y Diego Rivera-Anahuacalli. Ocupó cargos en el Departamento del Distrito Federal y del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), y coordinadora general del Consejo Nacional de Turismo. Esta mujer contaba con una colección de 800 piezas arqueológicas mesoamericanas, las cuales montó en su recinto.
Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón. Su activismo político en México se trató en difundir la identidad nacional mediante el uso de elementos de arte popular mexicano, exvotos, retablos religiosos y milagros. Gracias a su estilo de vida y activismo, esta artista mexicana es usada actualmente como estandarte del movimiento feminista internacional.
Leave a Reply