Guadalupe Marín legó un campo abierto para las mujeres en México, hasta ahora, poco reconocido.
Con ojos verdes de sulfato de cobre, cuello largo, pecho plano, largas piernas y de boca olmeca, grande, fuerte, demandante.
Elena Poniatwska
Las mujeres, en su mayoría, a inicios del siglo pasado, estaban abocadas al hogar. Eran esposas dedicadas, madres de familia y en algunos casos en la “alta” sociedad hacían labores de altruismo. Eso es lo que se piensa cuando se trata de mujeres en aquella época, aunque hubo un movimiento no necesariamente unificado de féminas que dieron al país un respiro de liberación sexual e intelectual. Sin duda entre ellas podemos incluir a Tina Modotti, Carmen Mondragón (Nahui Ollin), Chavela Vargas, Frida Kahlo, y una figura esencial en esta ola, y no tan conocida, fue Guadalupe Marín.
Recientemente Elena Poniatowska publicó un libro llamado Dos Veces Única donde la protagonista es precisamente Lupe Morín. Más ampliamente conocida por haber estado casada con Diego Rivera (y, por cierto, abandonarlo súbitamente) Marín se convirtió en una novelista, una repudiada por el régimen en turno quien prohibió su libro La Única hasta por 65 años.
Marín, nacida en Ciudad Guzmán, Jalisco, se convirtió en escritora muy probablemente por la influencia del poeta Jorge Cuesta, hombre por el que abandonó a Diego Rivera cuando este último visitó Rusia para celebrar el aniversario 10 de la Revolución de Octubre.
En La Única plasmaba opiniones sobre políticos de la época, donde criticó al ex Secretario de Educación Pública y de Hacienda, Narciso Bassols; en este texto también cuestionó altamente a Cuesta e incluso a Diego Rivera, e incluyó fragmentos eróticos que escandalizaron.
En 1941 publicó su Segundo libro llamado Un día Patrio donde, una vez más, plasmó opiniones políticas e ideológicas que se contraponían con las ideas hegemónicas de la época. Se relacionó con intelectuales y con artistas como Juan Soriano o el surrealista Wolfgan Paalen (casado con su hermana).
Aunque no tuvo una buena relación con las anteriores mujeres de Diego Rivera, sí lo hizo con Frida Kahlo, siendo Marín una gran cocinera, le ayudaba con los alimentos que en ocasiones Kahlo ofrecía a invitados de la pareja.
Retrato de Guadalupe Marín por Diego Rivera
Para Dos veces Única Poniatowska entrevistó a la misma Marín y a familiares de la misma. Sobre Marín declaró que no fue una mujer fácil, con un carácter difícil, incluso golpeó en distintas ocasiones a Rivera. En su libro la describe con “ojos verdes de sulfato de cobre, cuello largo, pecho plano, largas piernas y de boca olmeca, grande, fuerte, demandante”.
En palabras de Poniatowska:
Era una mujer que siempre hablaba de cultura, leía a Dostoyevski, Tolstói, también leía Lágrimas y risas y pasquines. Ella tenía que ser el centro de un grupo de genios, de Salvador Novo, de Javier Villaurrutia, gente muy inteligente, y sobresalía por encima de ellos y ellos la buscaban por su ingenio, y no buscaban a Diego Rivera porque no les gustaban sus murales y no estaban para nada de acuerdo con su ideología.
Por su presencia, interesante y ocurrente, fue primero modelo de grandes como Rivera, luego llamó la atención de otros intelectuales, finalmente creó su propia obra. Se abrió paso rápidamente, como pocas mujeres de su tiempo. Sorprendió y abrió camino para las mujeres en un México postrevolucionario, altamente lleno de tabúes y machismo. Se dice que daba miedo, aunque juzgando por la historia misma, se trataba sin duda de un temor muy atrayente.
Twitter de la autora: AnaPauladelaTD
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