Sobre el pasado lacustre de Iztapalapa, hasta llegar al día de hoy.
Por la profusa cantidad de pobladores que habita la demarcación, Iztapalapa es hoy una de las zonas más pobladas de todo el país. El nombre de dicho territorio, mucho tiene que ver con su pasado lacustre y precolombino. Iztapallapan quiere decir “sobre la loza en el agua”, fue una comunidad cuya fundación se le atribuye a los culhuas, que se asentaron entre el Cerro de la Estrella y el Lago de Texcoco.
Al arribar los españoles a tierras aztecas, Iztapalapa se vuelve uno de los primeros lugares con los que se topan. En aquel periodo, la hoy delegación fungía como una villa defensora y proveedora.
Cortés y el resto de sus tropas llegan a Iztapalapa el 6 de noviembre de 1519, y según las narraciones de Bernal Díaz del Castillo, fueron recibidos por Cuitláhuac, el tlatoani de la región.
“Y después que entramos en aquella ciudad de Estapalapa, de la manera de los palacios que nos aposentaron, de cuán grandes y bien labrados eran, de cantería muy prima, y la madera de cedros y de otros buenos árboles olorosos, con grandes patios y cuartos, cosas muy de ver, y entoldados con paramentos de algodón. Después de bien visto todo aquello fuimos a la huerta y jardín, que fue cosa admirable verlo y pasearlo, que no me hastiaba de mirar la diversidad de árboles y olores que cada uno tenía, y andenes llenos de rosas y flores, y muchos frutales y rosales de la tierra, y un estanque de agua dulce, y otra cosa de ver: que podían entrar en el vergel grandes canoas desde la laguna por una abertura que tenía hecha, sin saltar en tierra, y todo muy encalado y lúcido”, señala Bernal Díaz del Castillo sobre la imponente comunidad de Iztapalapa.
Tras la repartición de encomiendas, la evangelización tuvo lugar en el territorio. Diversos templos y parroquias se construyeron en el lugar, al igual que un gran número de haciendas. Éstas dieron cabida al desarrollo agrícola de Iztapalapa.
Una fuerte epidemia atacó al pueblo en el siglo XIX, y los habitantes del lugar acudieron a la religión para librarse de ella. Realizaron una procesión para suplicar la erradicación de la fúnebre enfermedad, y al ser escuchada sus plegarias, los pobladores de Iztapalapa prometieron continuar anualmente con aquella procesión.
Se trata del Vía Crucis, una actividad religiosa emblemática de esta delegación, que año con año se lleva a cabo durante la Semana Santa.
Como el resto de las zonas de la ciudad, Iztapalapa se fue urbanizando poco a poco, hasta convertirse en una delegación importantísima de la capital mexicana. Además de la infraestructura y el desarrollo laboral que ha tenido lugar en la zona, se han implementado proyectos de carácter cultural que buscan difundir el arte y la creatividad entre los habitantes.
Tal es el caso del Faro de Oriente, un proyecto integral que pretende acercar el arte y la cultura de manera local. Es una iniciativa que da cabida a la literatura, la música, la danza, el teatro, el diseño, la carpintería y más.
Iztapalapa es indudablemente un testigo activo del avance histórico de la ciudad, que avanza junto con ella y se esmera en mejorar la calidad de vida de sus habitantes.
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