José Guadalupe Posada (Aguascalientes, 1852 – Ciudad de México, 1913).
La historia de la gráfica mexicana se caracteriza por su innovación, su sentido del humor, su ironía y su irrepetible personalidad. Autor de una obra extensa y variada, José Guadalupe Posada fue un pionero de la gráfica mexicana como la conocemos; ilustrador de corridos, crímenes, leyendas y milagros, es el creador de un sinfín de simbolismos que definen hasta el día de hoy lo que conocemos como “mexicano”, especialmente en sus trabajos relacionados con el Día de Muertos, la muerte en México y ese legendario personaje que nos es tan cercano, la Catrina. Además, fue un prolífico y crítico dibujante de caricatura política.
Posada comenzó a desarrollarse como dibujante haciendo copias de imágenes religiosas y como ayudante en un taller cerámica. Estudió en la Academia Municipal de Dibujo de Aguascalientes, y posteriormente, a los 16 años, fue aprendiz en un taller litográfico. Sus primeros trabajos publicados en el periódico El Jicote, en contra del gobernador de Aguascalientes (Jesús Gómez Portugal), lo iniciaron como caricaturista político. Eventualmente, Posada creó su propio taller litográfico en León, Guanajuato. A partir de entonces, y durante el resto de su vida, habría de colaborar y crear publicaciones periódicas, caracterizadas por hacer fuertes críticas al régimen porfirista.
En 1888, Posada llegó a la Ciudad de México, donde aprendió nuevas técnicas de grabado en plomo y zinc, y abrió otro taller litográfico. Su gran sentido del humor y la calidad de su gráfica le ganaron la admiración de un gran público.
Una de las vetas del trabajo de Posada es su ilustración costumbrista del folclor mexicano y de algunos episodios históricos; él supo retratar de una manera excepcional las creencias y formas de vida de los mexicanos, siempre haciendo una de crítica social y política a los excesos del gobierno y la explotación al pueblo. A pesar de sus cuestionamientos al régimen de Díaz, Posada siempre conservó una postura moderada. Durante la Revolución Mexicana fue crítico tanto de Madero, como de Emiliano Zapata y sus campañas.
José Guadalupe Posada contribuyó significativamente a crear algunas de las imágenes que hoy son parte de la cultura y la estética popular de la muerte en México. Mucho de sus trabajo en este ámbito retrataba, por ejemplo, calaveras que se comportaban como personas comunes en diferentes situaciones. Posada trabajó mucho con la imagen de la Catrina e ilustró durante mucho tiempo la famosas “calaveras”, versos cortos sobre la muerte que se hacen para celebrar el Día de Muertos y que entonces se publicaban en periódicos y hojas sueltas.
La fama de Posada llegó con su muerte, a la que llegó tan pobre como había nacido. Gracias a la difusión que le dieron personas como Diego Rivera, se le reconoció finalmente como un precursor del movimiento nacionalista mexicano en las artes plásticas. Posada, nutrido por el arte popular de nuestro país, hizo una interpretación única y más que notable del espíritu del pueblo mexicano en muchos niveles: el político, el estético, el cotidiano y el religioso-mitológico. Influencia de grandes artistas como Orozco y Rivera, su obra y su figura tendrán siempre un lugar especial en la historia de nuestro país y su cultura.
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